Agrojornadas 2015. El laboratorio de la Bolsa de Cereales de Córdoba certifica la producción con fines comerciales. También evalúa las semillas y los parámetros químicos de agua y suelos. LA VOZ
La Cámara de Cereales y Afines de Córdoba tiene casi 50 años de existencia y, desde el momento de su creación, cuenta con un complejo de tres laboratorios de análisis: de granos, para determinar la calidad de la mercadería a comercializar; de semillas, para evaluar su poder germinativo, entre otros; y químico, para identificar calidad de suelo, agua, alimentos balanceados o subproductos.
“Los laboratorios le brindan al productor la posibilidad de obtener información desde el principio del proceso productivo hasta el final. Porque puede saber cómo está el suelo en relación con la cantidad de nutrientes, saber cuál es la calidad de la semilla que va a sembrar, y una vez cosechada conocer cuál es la calidad de ese grano para saber cuánto le van a pagar por él”, resumió Silvina Fiant, directora técnica del laboratorio de semillas de la Bolsa de Cereales de Córdoba.
En tiempos en los que los precios agrícolas obligan al productor a ser cada vez más eficiente al momento de vender su cosecha, el análisis de la calidad del grano toma un rol protagónico.
Factores para la venta
En las cuestiones comerciales, el laboratorio de granos ofrece a los productores y compradores –con contratos registrados en la Cámara Arbitral–, la opción de resolver cualquier controversia que se genere al momento de la liquidación de la operación. “Los resultados que aporte el análisis del laboratorio son de estricto cumplimiento”, sostuvo Pablo Rey, encargado del laboratorio de calidad de granos. En el caso de que el contrato no esté registrado, el resultado del análisis le servirá al productor como herramienta para defender el precio, aunque no será obligatorio para el comprador.
La entrada en vigencia de la Resolución 32, que exige el análisis de calidad del grano en cada contrato de compra y venta, significa un trabajo extra para los laboratorios, que deberán extender un certificado de calidad que no tendrá fines comerciales sino estadísticos.
“Está recién en período de implementación. Están llegando algunas muestras, aunque debería llegar una por cada contrato, cuyos resultados tienen un fin estadístico y se deben informar al Ministerio de Agricultura de la Nación”, destacó Rey. Todavía no está definido si la misma muestra que se va a exigir para cumplir con la resolución oficial, se va a poder utilizar para dirimir una eventual controversia comercial en un contrato registrado.
El análisis químico, en el que intervienen muestras de agua, suelo y alimentos balanceados, es el que más tecnología requiere. “Se dispone de un equipo para evaluar fibra y de dos para relevar proteína, acompañados por un digestor”, resumió Alexandra Ceresole, a cargo del laboratorio químico de la Bolsa de Córdoba.
Con 20 técnicos trabajando en los tres laboratorios, el servicio que presenta la entidad bursátil cuenta con la certificación de sus procesos ISO 9001-2008.
A su vez, cuenta con el marco legal que le brindan las habilitaciones del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), para el laboratorio de granos; del Instituto Nacional de Semillas (Inase), para el análisis de las semillas y del Sistema de Apoyo Metodológico a Laboratorios de Análisis (Samla), para los ensayos de calidad.