Un fertilizante fruto de nanotecnología, un escáner para producir naranjas; detectores de plagas y hasta una matriz on line de datos, los desarrollos en los que piensan los fondos. CRONISTA
Los inversores que hicieron grandes a las firmas de Sillicon Valley ahora también apuestan por las nuevas tecnologías, pero esta vez aplicadas al agro. El dato lo advierte el Wall Street Journal al señalarlo como una de las tendencias que gobierna Wall Street por estas horas, en medio de los fuertes embates por la economía china y las sorpresas griegas. Y es que son las nuevas tecnologías las que prometen cambiar la forma en que se cultivan, transportan y venden los alimentos.
Para los analistas, el verdadero combustible de estas inversiones es un mix entre tecnología, mayor cantidad y calidad de herramientas de recolección de datos y de monitoreo de cultivos, además de una generación de nuevos insumos que, en algunos casos complementan los tradicionales. El universo de interesados está compuesto de emprendedores jóvenes, desarrollistas 2.0, que quieren responder a las nuevas demandas del mercado y alimentar a la creciente población mundial a través de la agricultura sustentable y las últimas tecnologías. Entre los rubros, uno de los que más destaca es el de los fertilizantes. La nueva generación de productos de los que Argentina forma parte es la base de una pirámide que decanta en una producción menos costosa y con mayor sustentabilidad. En su mayoría no se trata de reemplazar lo existente, sino hacerlo menos dañino para el medio ambiente lo que, en el mediano plazo, arroja mayor rentabilidad. Los expertos sostienen que en un mundo en vías de desarrollo, las prácticas agropecuarias basadas en la conservación constituyen una herramienta práctica para tratar los problemas de la salud del suelo. El desafío es mayor para los pequeños productores. Y precisamente de lo pequeño, de la nanotecnología, es que se han comenzado a encontrar soluciones novedosas que abonan el concepto de sinergia, donde para mejorar aún más la producción es necesario vigilar que el suelo no se degrade por la falta de reposición de los nutrientes.
Los dos lados del mostrador
De un lado, los inversores comienzan a volcarse cada vez más a estas apuestas. Existe, por ejemplo, un sector de inversión de capital de riesgo en agricultura y alimentos que se disparó 54% en 2014 para llegar a u$s 486 millones, según Dow Jones VentureSource y citado por WSJ. En la traducción, significa que grandes fondos de inversión se encuentran a la caza de oportunidades para meterse en el negocio de la agricultura, pero bajo estos nuevos conceptos. La firma de private equity de Nueva York Paine & Partners, por ejemplo, consiguió hace algunos meses casi u$s 900 millones para invertir en áreas como la producción de proteínas y seguridad alimentaria, sostiene el WSJ.
Del otro lado estas las empresas, cuyos desarrollos las ubican en la vanguardia. Kioshi, una empresa argentina, acaba de desarrollar una novedosa fórmula basada en la nanotecnología cuyo sostén teórico es de lo más avanzado e intuitivo: devolverle al suelo lo que es del suelo. La vanguardia en esta materia guarda relación directa hoy con los desarrollos que busquen compensar la falta de reposición de nutrientes o el abuso del monocultivo. También, que tengan en cuenta los efectos de genotipos que maximizan los rendimientos, que precisamente en muchas ocasiones generan la necesidad de utilizar nuevas herramientas para hacer sustentable la actividad en el largo plazo. La respuesta a esto es el aporte minerales como yeso, dolomita, calcita, roca fosfórica que le devuelven a los suelos nutrientes como el fósforo, azufre, calcio y el magnesio.
“Mist", es el nombre del producto cuya fórmula parece haber revolucionado al sector y que está bajo la atenta mirada de los principales referentes, mediante la utilización de nano-partículas con fertilizantes minerales de alta pureza que permiten complementar los sistemas tradicionales de aplicación de minerales con una emulsión líquida -éste también es un dato relevante- que puede ser aplicada por todos los sistemas de pulverización y de riego.
Wall Street sigue también otros desarrollos. Thomas McPeek adaptó una versión del escaneo láser que usualmente se utiliza en la arquitectura para aplicarlo en las plantaciones de naranjas en Florida. El sistema implica utilizar una camioneta, que cubre alrededor de 120 hectáreas al día, el dispositivo desarrollado por AGERPoint analiza el reflejo de la luz en los árboles para determinar desde la altura y la densidad de sus copas hasta qué naranjas o troncos necesitan agua o padecen enfermedades o plagas. El instrumento produce un mapa que algunos agricultores usan para determinar con mayor precisión la cantidad de agua, pesticida y fertilizante que necesita cada árbol.
Otra empresa, Icix North America, desarrolló en los Estados Unidos un software que sirve para que los minoristas puedan rastrear la ruta de un producto a través de la cadena de proveedores y transportadores.
Farmers Business Network, una firma que se dedica al servicio de análisis de campos y cultivos, recibió hace unas semanas unos u$s 15 millones en una ronda de inversión liderada por Google Ventures, la división de capital de riesgo del gigante tecnológico. La firma, con sede en San Francisco, utiliza sistemas informáticos para evaluar datos públicos y privados sobre rendimiento de cultivos, patrones climáticos y prácticas de siembra.