En Córdoba, un equipo de profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) están desarrollando un calculador de huella de carbono específico para camelina. AGROVERDAD - 27/11/2025
En la zona de Colonia Cocha, cerca de la Experimental del INTA Manfredi, los técnicos de los citados organismos trabajan junto a productores y empresas privadas (Bayer, Louis Dreyfus y Camelina Company) para medir la huella de carbono del cultivo y validar un protocolo internacional que podría abrir las puertas del mercado europeo a la producción argentina.
“Desarrollamos junto al INTI un calculador específico de huella de carbono para camelina, basado en el método de análisis de ciclo de vida”, explicó Rodolfo Bongiovanni, especialista en huellas ambientales de la EEA Manfredi.
“La herramienta toma en cuenta todo el proceso, desde la producción de insumos hasta la obtención del biocombustible final, y está validada con el protocolo europeo 2BSvs, que permite certificar la sostenibilidad del producto”, detalló.
La camelina es una oleaginosa que está despertando interés en distintas regiones del país por sus múltiples ventajas: bajo requerimiento hídrico, tolerancia a las heladas, buena cobertura del suelo y escaso uso de insumos. Pero, sobre todo, porque se perfila como la base del combustible sostenible de aviación (Sustainable Aviation Fuel, SAF), uno de los desarrollos más prometedores en la transición energética global.
Medir para certificar
El desarrollo del calculador de huella de carbono para camelina es parte del programa ProCarbono de Bayer, que promueve la descarbonización de la agricultura y la certificación ambiental de ocho cultivos estratégicos en alianza con el INTA.
“El objetivo es que los productores puedan cuantificar, reportar y certificar el impacto ambiental de sus prácticas, generando valor agregado y nuevas oportunidades comerciales”, explicó Bongiovanni. “La camelina es un caso emblemático: reduce emisiones, mejora el suelo, intensifica la rotación y produce un grano que sirve para elaborar biocombustibles de alta demanda internacional”.
La herramienta calcula tanto las emisiones como el secuestro de carbono en el suelo, permitiendo estimar la huella neta del sistema. Los primeros resultados indican que una tonelada de camelina puede secuestrar cerca de 100 kilos de dióxido de carbono, aunque se requiere un seguimiento de al menos tres años para validar el dato bajo los estándares europeos.
Actualmente, Argentina cuenta con unas 100.000 hectáreas sembradas y se proyecta como uno de los países con mayor potencial para abastecer la demanda de combustible sostenible de aviación, un segmento que busca reducir gradualmente la huella de carbono de la industria aérea.
“La camelina tiene un perfil ambiental muy favorable”, resumió Bongiovanni. “Permite avanzar hacia una agricultura circular y baja en emisiones, con beneficios para el productor, para el ambiente y para la competitividad del país”, concluyó.
Pensando en la rotación
La camelina está generando entusiasmo entre productores que buscan intensificar la rotación sin comprometer el agua ni la salud del suelo. Uno de ellos es Ezequiel Bigatton, ingeniero agrónomo y productor de la zona: “Esta campaña sembramos unas 130 hectáreas de camelina, que representa el 10% de nuestra superficie. Normalmente hacemos soja y maíz, pero queríamos mantener el suelo verde durante el invierno. La camelina vino a ocupar ese lugar: mantiene la vida del suelo, controla malezas y aprovecha el agua disponible”.
Bigatton manifestó que comenzó con las primeras siembras en 2023, buscando reemplazar los barbechos invernales por un cultivo que aporte cobertura y biomasa: “En esta zona el agua es un recurso escaso, por eso buscamos alternativas que nos permitan sostener la actividad del suelo todo el año”.
El manejo considera que es sencillo: “Requiere una buena siembra para lograr una emergencia uniforme y ajustar bien la cosechadora para evitar pérdidas. Es un cultivo rústico, con baja demanda de insumos y un ciclo corto. Además, tiene destino asegurado: la producción va directo al puerto de Dreyfus en Timbúes bajo contrato y con precio bonificado”.
FUENTE. PRENSA INTA.