10/07/2012

Suelos: la compactación, un debate que compromete al futuro

Algunos productores usan subsoladores para recuperar porosidad; otros dicen que eso va contra la siembra directa y aconsejan rotar más. Por Fernando Bertello | LA NACION

Hoy se celebra el Día de la Conservación del Suelo. En una fecha especial, donde generalmente se repasan los debe y haber en materia de fertilización [esta semana, el INTA informó que en soja sólo se repone el 37% de los nutrientes] y salud de este recurso, la cuestión del suelo también se puede abordar desde otro costado: la compactación, sus causas y posibles soluciones. Como recuerda Rodolfo Gil, especialista del Instituto de Suelos del INTA Castelar, las causas de la compactación están vinculadas con características intrínsecas del suelo (textura, minerales, contenido de materia orgánica, tipo y espesor de los horizontes superficiales y subsuperficiales), pero también con aspectos antrópicos, de uso y manejo. El tránsito de la maquinaria agrícola, años de siembra con un monocultivo de menor rastrojo en superficie y exploración de raíces, la degradación de la materia orgánica por un uso extractivo y sin rotaciones y hasta el pisoteo, están entre los tópicos del rubro usos y costumbres que anotan técnicos y productores. De hecho, quienes lidian con el problema lo resumen de una manera más simple. Ellos directamente ven como si el suelo se hubiera transformado en un bloque macizo, en un proceso que afecta la porosidad, la menor entrada de aire y agua en el suelo, "indispensables para la circulación y sobrevida de las raíces", como precisa Gerardo Chiara, asesor del CREA Alberdi. Frente a este escenario hay un debate entre los que valoran el uso de alguna herramienta y realizan labores de escarificado para buscar más infiltración y los que consideran que la escarificación no es compatible con la siembra directa.

Para Chiara, primero es necesario tener un "buen diagnóstico" y "no trabajar en remover algo que quizá no existe". Además, dice, hay acciones útiles como la rotación, mantener altos niveles de cobertura con rastrojos y la fertilización. Pero Chiara sostiene: "En casos extremos es recomendable descompactar tratando de no alterar demasiado las capas superficiales del suelo. Es decir, que sean labores profundas y no en superficie. Para estas tareas hay subsoladores adecuados".

¿Y qué herramientas hay? "Por un lado se utilizan los escarificadores o subsoladores que trabajan a una profundidad de 25 a 60 centímetros y cuentan con púas dispuestas a una distancia variable de entre 70 cm y un metro. Este tipo de máquinas se encargan de hacer una remoción profunda del suelo. Su costo ronda los US$ 30.000 y su prestación (el servicio) se ubica en $ 300 por hectárea. Por otro lado, se puede trabajar con viejos cinceles que cuentan con bastidores fijos. En los grupos CREA que asesoro, de un total de 17 productores, existen dos escarificadores específicos y cuatro cinceles modificados", contó el asesor CREA.

Como Chiara, Julio Lieutier, asesor del CREA Seguí La Oriental (norte bonaerense), señaló que se recomienda, "en casos extremos, descompactar con subsolador o un implemento similar". Para Lieutier, "siempre" se aconseja la rotación con gramíneas.

En Conesa, en una región con suelos más pesados y arcilla, Anahí Cortese es asesora de la cooperativa agrícola y trabaja con paratill. Y señala que en lotes duros versus lotes blandos con subsolador en soja se pueden presentar diferencias en el rinde de 5 a 6 quintales. "Se nota la diferencia de rindes en años donde no sobra el agua. Las plantas con más desarrollo de raíces exploran más superficie y tienen más posibilidades de extraer agua y nutrientes", explicó. De todos modos, aclaró: "El que rota bien no necesitaría pasar subsoladores".

Marcelo Testa, de Agrícola Testa SRL, en la zona de Pergamino, también trabaja con paratill. "Estamos usando un equipo que trabaja entre 20 y 25 centímetros de profundidad que no remueve prácticamente nada en superficie y atrás lleva un rolo para dejar la superficie cerrada", contó. En su caso, pasan el equipo en lotes que se van a sembrar con maíz. "Notamos que el maíz emerge más rápido, debido a que el suelo tiene mayor temperatura y el crecimiento es más parejo", dijo.

Para Elbio Dolzani, vicepresidente de Dolbi, fabricante de paratill con y sin fertilización, el uso de estos equipos es compatible con la directa. "Para nosotros es compatible, porque hay una compactación por el paso de tractores y cosechadoras, entre 10 y 20 centímetros, donde las raíces no perforan el suelo compactado y quedan muy superficiales", subrayó. "El paratil, a 30/40 centímetros, mantiene prácticamente intacta la parte superior del suelo de mayor fertilidad. Lo único que hace es mejorar la infiltración de las lluvias, algo que se nota en años de escasez de agua con maíces que rinden 30 a 40% más", agregó. Dolzani aconseja no pasar un subsolador 30 días antes de una siembra. "Lo recomendable son 90 días antes, para que se acumule humedad", indicó. Según Dolzani, un equipo con 6 timones para un tractor de 150 a 160 HP ronda los 52.254 pesos más IVA.

Otras posturas

Para Jorge Romagnoli, ex presidente de Aapresid y presidente de Grupo Romagnoli, la escarificación no es compatible con la siembra directa (SD). "No es compatible salvo excepciones específica y correctamente diagnosticadas y adoptadas como una acción puntual. Es un analgésico que calma el dolor, pero no cura la enfermedad", indicó. Según Romagnoli, en un sistema de producción con rotación de cultivos no hay compactación excepto en las huellas de los carros graneleros y cosechadoras por corto tiempo. "El escarificado del suelo lo que consigue es roturar el perfil del suelo sobre el que actúa, pudiendo, en un primer momento, acelerar la captación de agua y aireación, pero no lo descompacta y, por el contrario, puede llegar a acelerar su reincidencia", explicó.

Mario Nardone, productor, asesor y miembro fundador de Aapresid, sostiene que conceptualmente no es compatible la escarificación con la siembra directa.

"Para reducir la compactación se debe recurrir a la utilización de recursos biológicos que están orientados a mejorar la porosidad y estabilidad de los agregados del suelo producidos por las raíces", remarcó. Según Nardone, las rotaciones con pasturas y/o secuencias continuas de cultivos agrícolas generan una porosidad más estable que la porosidad generada mecánicamente.

Nardone afirma que la labor de escarificado aumenta los costos comparado con una SD continua y no aporta una solución de largo plazo. Y lo ejemplificó así: en el último ciclo, en sectores de cabecera de un lote de San José de la Esquina que tenían una compactación importante, se optó por roturar. Con un trabajo a 18/20 cm de profundidad, el costo fue US$ 70 por hectárea. Sin embargo, a la campaña siguiente ese lugar volvió a tener la misma compactación.

Con ese criterio coinciden técnicos del INTA como Andrés Méndez, que según un estudio reciente (ver página 7), no convendría hacer ninguna labranza y sí avanzar en buenas prácticas de rotación y fertilización.

EL ESCENARIO

Propiedades del suelo afectadas

Según Julio Lieutier, asesor del CREA Seguí La Oriental (en el norte de Buenos Aires), la porosidad es una propiedad que se ve afectada por la compactación. "Esto implica menor aireación, menor captación de agua de lluvia, menor reserva de agua útil y movilidad de nutrientes", expresó el asesor de productores.