13/04/2012

Pruebas con trigo candeal en la zona central de Córdoba

En la Argentina, la producción de trigo candeal o trigo para fideos ( Triticum durum ) ronda las 140 mil toneladas y se cultivan alrededor de 75 mil hectáreas. El rendimiento medio es de 21 quintales por hectárea.

La provincia de Córdoba no registra antecedentes respecto a este cultivo. La producción se concentra en Buenos Aires (96 por ciento), San Luis y La Pampa, destinándose la totalidad a la industria fideera.

La forma de vinculación entre la producción primaria y la industria es a través de contratos. Las firmas fideeras, antes de comenzar la campaña de trigo, planifican la producción anual de pastas secas con el fin de determinar los requerimientos de materia prima y de acuerdo a sus necesidades deciden la cantidad de hectáreas de trigo candeal que deben contratar con los agentes de la producción primaria.

Las características de los contratos se basan en que la industria se compromete a recibir la totalidad de lo producido, siempre y cuando la mercadería reúna las condiciones pre establecidas.

El objetivo de este informe fue introducir este cultivo en la región central de Córdoba y evaluar su comportamiento agronómico en un ambiente caracterizado por escasas precipitaciones durante el invierno.

Ensayo. El Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, perteneciente a la Universidad Nacional de Córdoba fue el ambiente donde se llevó a cabo la experiencia, empleándose tres fechas de siembra con el cultivar de trigo candeal “Bonaerense Inta Cariló”.

Se partió con un barbecho estival que permitió almacenar 370 milímetros de agua total al momento de la primera fecha de siembra (14/04/11), 428 milímetros en la segunda (05/05/11) y 417 en la tercera (25/05/11). Se distribuyeron en siembra directa 250 semillas viables por metro. Cada unidad experimental (parcela) estuvo compuesta por 14 surcos de cinco metros de longitud distanciados por 0,20 metro.

En cada fecha de siembra se usó un diseño en bloques aleatorios con dosrepeticiones. Antes que el cultivo ingresara en su período crítico para la determinación del rendimiento en grano, se subdividió cada parcela en dos subparcelas y se aplicó un riego de 40 milímetros a una de las sub parcelas siete días antes de espigazón y otros 40 milímetros siete días después.
Se midió el rendimiento en grano por unidad de superficie (kg/ha), al cero por ciento de humedad, número de espigas por metro y el peso de mil granos. Finalmente, se estimó el número de granos por metro. La información obtenida fue sujeta al correspondiente análisis estadístico con el programa InfoStat.

En cuanto a la duración del ciclo biológico, se observó un disminución de 20 días al comparar la fecha del 25 de mayo respecto a la del 14 de abril.

Resultados. Se constataron diferencias estadísticamente significativas entre las medias correspondientes a las distintas fechas de siembra para el número de granos por unidad de superficie y el peso de éstos. Las siembras más tempranas fijaron un mayor número de destinos, mientras que el peso individual de éstos se incrementó con el atraso de la fecha de siembra (tabla 1).

Hubo similitud en cuanto al comportamiento agronómico de las dos primeras fechas de siembra, diferenciándose ambas de la tercera.

La respuesta del cultivo a la aplicación de un riego suplementario de 80 milímetros alrededor de espigazón fue significativa para el número de granos por metro y para el rendimiento en grano por unidad de superficie (tabla 2) .

Se analizó la eficiencia con la que el cultivo se sirvió del agua que estaba almacenada en el suelo a la siembra y los aportes posteriores (lluvias y riego, en el caso de los tratamientos regados); por cada milímetro de agua usada por hectárea, la siembra del 14 de abril respondió con 10,7 kilos (riego) y 9,6 kilos de grano (secano). La eficiencia fue menor para la siembra del 25 de mayo, 6,1 kilos y 5,2 kilos de grano, respectivamente.

De estos resultados preliminares se deduce que las siembras de mediado de abril y principio de mayo posicionaron al cultivo bajo un contexto ambiental en el que el rendimiento en grano alcanzó su máxima expresión, rindiendo un 41 por ciento más que la tercera fecha.

La respuesta significativa a un riego de tan sólo 80 milímetros durante el período crítico para la determinación del rendimiento en grano puede deberse a que el cultivo partió con 40 por ciento de agua útil almacenada.

Finalmente, y a pesar de contar con un panorama varietal acotado, debemos probar un mayor número de genotipos tal de identificar aquellos que mejor se adapten a la región central semiárida de la provincia de Córdoba.

La autora es estudiante de Ciencias Agropecuarias (UNC); agradece la tutoría del ingeniero Ricardo Maich.

Fuente: La Voz del Campo