27/01/2016

Fungicidas: las cinco claves para aplicarlos en soja, con eficacia

El experto en pulverizaciones Daniel Leiva, de INTA Pergamino, se refiere al caudal, la presión y el tipo de pastilla. También habla sobre el agregado de un tensoactivo y un antievaporante al caldo. CLARÍN


La soja de primera avanza en su ciclo en la zona central del país y se acerca al período crítico para determinar su rendimiento. Asimismo, también crece la presión de enfermedades fúngicas y plagas, sobre todo, chinche, según datos que viene reportando el INTA Pergamino en las últimas semanas.

Considerando que el potencial de rendimiento del cultivo en esta zona es alto, la respuesta al control de enfermedades y plagas también lo será, dice, contundente, Daniel Leiva, especialista en aplicaciones agrícolas del INTA Pergamino, en diálogo con Clarín Rural.

Por eso, Leiva brinda consejos clave a tener en cuenta para hacer aplicaciones terrestres o aéreas de fungicidas, luego de hacer los monitoreos ajustados que así lo determinen.

En el caso de equipos terrestres, las recomendaciones se basan en tres cuestiones centrales.

“Nuestros trabajos de campo para el tratamiento de enfermedades de fin de ciclo en esta época del año muestran que la mayor eficacia de control la logramos aplicando un alto volumen de agua y fungicida por hectárea (entre 120 a 150 litros), alta presión (5 kilos por centímetro cuadrado) y el uso de una pastilla de cono hueco.

Respecto a este aspecto, el especialista subraya que en la determinación del volumen se comenten los errores más comunes. “Existe la idea generalizada que los volúmenes entre los 40 a 60 litros son suficientes para el control de enfermedades. En ningún trabajo detectamos mayor eficacia de control con esos niveles, teniendo en cuenta las condiciones climáticas actuales y el estado del cultivo en este momento del año. La razón de esta idea está asociado a que el empleo de bajos volúmenes permite menores tiempos operativos de trabajo y más autonomía”.


Para que el caldo penetre en el cultivo es central agregar un tensoactivo y antievaporante.

Por otra parte, a un volumen completo de fungicida, agrega Leiva, aconseja el agregado de un tensoactivo órgano siliconado, que es de bajo costo y acelera la penetración del fungicida. Al respecto, explica que una rápida absorción permite que el caldo permanezca menos tiempo sobre la superficie de la hoja y que allí se seque. “Sin penetra una menor dosis al cultivo, menos impacto tiene la aplicación”, dice.

De acuerdo a lo que comenta el experto, las enfermedades de fin de ciclo se mueven desde la parte baja del cultivo hacia la parte alta, por eso, es muy importante que el caldo llegue a la parte baja también y detenga el avance de la enfermedad.

“Se pierde poder curativo si la enfermedad se encuentra con el fungicida cuando ya avanzó por toda la planta”, afirma. Así, Leiva sostiene que cuando la humedad relativa del ambiente desciende por debajo del 50 por ciento al caldo de aplicación también debe agregarse un antievaporante.

“De esta forma, aseguramos que las gotas chicas lleguen hasta los estratos inferiores del cultivo y no se evaporen antes de llegar al blanco”, señala.

Lee tamibén "Soja: consejos clave para controlar a las enfermedades".

Finalmente brinda las ideas importante en el caso de optar por hacer aplicaciones aéreas las cuales puede ser comunes en la zona porque hay muchos lotes que no tienen piso para que transite la pulverizadora.

“Cuando se hacen aplicaciones con avión, recomendamos una aplicar 15 litros de agua y fungicida por hectárea más el tensoactivo, un ancho de trabajo no mayor a 20 metros y agregar un antievaporante en el caso que la humedad relativa sea inferior al 60 por ciento”, detalla el experto.

En estos tiempos decisivos para la soja es primordial lograr los mejores resultados de tratamiento fungicida con los menores costos de aplicación. Por eso hay que prestarle atención a estos consejos.