26/04/2013

En fechas de siembra, no hay verdades absolutas

Trigo. Resultados en cultivares evaluados en el campo de la FCA.

Con la elección de la fecha de siembra se intenta contextualizar el ambiente foto-termal donde crecerá y se desarrollará el cultivo. Es decir, modular la duración del ciclo y, por lo tanto, la capacidad de capturar radiación solar, como así también decidir el momento en el que el cultivo florecerá.
Para los cultivos invernales, la mejor relación entre radiación incidente y temperatura se da durante los meses de agosto-septiembre, por lo que la floración debería acontecer en este período, con la salvedad que recién luego de mediados de septiembre la probabilidad de heladas es menor al 10 por ciento.
Por otra parte, la región central semiárida de la provincia de Córdoba se caracteriza por la falta casi absoluta de precipitaciones durante el invierno y atraso de estas al inicio de la primavera, circunstancia que genera en el cultivo un estrés hídrico terminal.
En síntesis, optar por la fecha óptima de siembra nos garantiza contar con una buena relación foto-termal, pero con el riesgo de que falte agua durante la floración.
Por otra parte, con el atraso de la fecha de siembra el cultivo crecerá y se desarrollará con una menor relación foto-termal, circunstancia que acelerará el crecimiento y desarrollo del cultivo, lo que incidirá negativamente sobre la producción de biomasa aérea, aunque con la probabilidad de que llueva durante el período crítico para la determinación del rendimiento en grano.
Evaluación. En un ensayo en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC se buscó determinar el efecto de la fecha de siembra sobre el comportamiento agronómico en trigo. El ensayo se llevó a cabo durante la campaña 2011/2012; se sembraron dos cultivares de ciclo corto: Klein Tauro y BioInta 1005. El manejo de los lotes se realizó en secano y bajo siembra directa.
Se planificaron tres fechas de siembra, la primera el 28 de mayo; la segunda, el 6 de junio) y la tercera el 25 de junio. Los tratamientos fueron dispuestos en un diseño en bloques completos aleatorios con tres repeticiones. La superficie asignada a cada unidad experimental (parcela) fue de siete metros cuadrados (1,4 por cinco metros). La siembra se hizo con una densidad de 250 semillas/m2, con una distancia entre surcos de 20 centímetros.
Las variables medidas o estimadas fueron: rendimiento en grano y en biomasa aérea (kg/ha), índice de cosecha (%), peso de 1.000 granos (g) y número de estos por metro cuadrado.
Se midió la humedad edáfica a la siembra y a la cosecha en cada fecha de siembra hasta los dos metros de profundidad. Se hizo lo propio con las precipitaciones efectivas durante el período en el que el ensayo estuvo implantado. La información fue sujeta al correspondiente análisis estadístico en base a modelos lineales generales y mixtos, considerando a la fecha de siembra como efecto fijo.
Resultados. Del análisis estadístico surge una interacción significativa entre cultivares y fechas de siembra. Diferencias estadísticamente significativas entre fechas de siembra se observaron para ambos cultivares.
El comportamiento agronómico del cultivar Klein Tauro resultó agronómicamente superior en la primera (1.485 kilos) y la tercera fecha de siembra (1.448 kilos), sin constatarse diferencias entre las correspondientes medias. En la segunda fecha de siembra, el cultivar BioInta 1005 puso de manifiesto un rendimiento en grano significativamente superior (1.595 kilos) que la primera (845) y tercera fecha de siembra (1.063 kilos por hectárea).
En cuanto a fechas de siembra, cada genotipo respondió de manera diferencial en cuanto al rendimiento en grano. Por su parte, el número de semillas por unidad de superficie resultó el componente que mejor explicó la expresión de dicho carácter.
-Informe elaborado por Vanesa Cardinaux, Romina Costamagna, Federico Mondino y Carla Seiffert, estudiantes de Ciencias Agropecuarias (UNC) con la tutoría del ingeniero agrónomo Ricardo Maich.