21/09/2016

El maní apuesta a la genética para sumar variedades y enfrentar la amenaza del “carbón”

El maní es el cultivo del que Córdoba es un referente casi exclusivo a nivel nacional y que, aunque sus problemas no trascienden como los de la soja, el maíz o el trigo, también sufre ataques de enfermedades y necesita constantemente de innovaciones para mejorar sus niveles de productividad.
Es en ese sentido que la Fundación Maní Argentino está trabajando en investigaciones que permitan enfrentar una enfermedad que está creciendo en su incidencia y que es única a nivel mundial: el “carbón del maní”. En ese sentido, en abril firmaron unconvenio con el Ceprocor para avanzar en estos estudios. 
Se trata de un hongo que se esparce con mucha facilidad y que puede provocar daños del 100 por ciento en los granos, generando pérdidas importantes de rendimiento. Con mejoras genéticas, nanotecnología y biología molecular, desde la entidad apuntan a encontrar modos de erradicarla, según relataron a Agrovoz su presidente, Gustavo Rinaudo; y su coordinador ejecutivo, Martín Frigerio. 

De urgencia

Según Rinaudo, es algo prioritario porque “si no hacemos nada, se nos va a complicar la producción manicera”. “Lo que se está tratando es utilizar ciertas moléculas de otros cultivos para poder controlar el desarrollo del hongo”, amplió Frigerio. 
Un problema, como se mencionó, es que es una enfermedad exclusiva de Argentina, por lo cual no hay antecedentes de tratamientos con fungicidas ni de materiales genéticamente resistentes desarrollados en otra parte del mundo, lo que hace aún más difícil y lento el proceso investigativo.
Rinaudo evaluó que el problema es severo, ya que la incidencia es del 100 por ciento: “en todos los lotes, hay algún grano con carbón”. La clave es la intensidad que pueda presentar la enfermedad, que en algunos casos llega hasta el 80 por ciento, y “si la intensidad es del 80 por ciento, el daño también es de esa proporción. Un grano con eso no sirve”, explicó.
Su control es complicado porque son esporas de alta resistencia pero de fácil contagio, ya que son un polvo marrón, como si fuera maquillaje, que “se rompe una de las cajas, se dispara y el viento lo lleva a cualquier lado”, graficó Rinaudo. “Es una enfermedad complicada”, resumió.

Maní ciclo corto

Mientras tanto, para esta campaña ya se va a empezar a probar de modo masivo una nueva variedad de maní desarrollada en el Inta Manfredi, denominada Asen 400, y que tiene la característica de tener un ciclo 15 días más corto que las semillas que se utilizan normalmente, además de no ser alto oleico sino común. 
Rinaudo explicó que el principal beneficio que traerá esta variedad es la posibilidad de poder manejar mejor los cultivos de cobertura a la salida del arrancado y trilla del maní. Es decir, anticipar la siembra de los verdeos para mantener la sustentabilidad de los suelos, que los ciclos más largos imposibilitan porque se terminan de trillar en junio-julio y sembrar en esa época, en la zona sur de Córdoba donde predomina el maní, resulta dificultoso.
El presidente de la Fundación Maní señaló que aún no va a estar listo para su comercialización, porque justo estaba en la etapa de multiplicación de semillas que se complicó por los excesos de lluvias, pero es factible que ya esté disponible para el ciclo 2017/18. 
Para Rinaudo, “es clave generar sangres nuevas: de las 400 mil hectáreas que se siembran con maní, todas son con una sola variedad; entonces llega a estornudas esa variedad, que ya está al borde con el carbón, y caemos todos rodando”.