04/05/2012

Cebada cervecera, rubia y refrescante

 La siembra más tardía se destacó en un ensayo realizado en el Campo Escuela de Ciencias Agropecuarias. LA VOZ

La cebada cervecera es un cereal que en los últimos años ha salido del placard y se ha transformado en una tentadora alternativa invernal. Al igual que el trigo, juega un papel importante en la secuencia de cultivos para la región.
Su núcleo de producción se encuentra en el sur bonaerense y su difusión hacia otras áreas resulta de la rusticidad del cultivo y la creciente demanda de la industria cervecera. Más del 95 por ciento se destina a la elaboración de malta, ingrediente principal de la cerveza, y el resto como grano forrajero.
Al igual que las exigencias del trigo pan, el grano de la cebada cervecera destinado a malta debe reunir al momento de su comercialización (bajo contrato) un par de características ineludibles: el porcentaje de proteínas (entre el 10 y el 12 por ciento) y el calibre del grano (mínimo 85 por ciento).
Como todo cultivo que avanza sobre ambientes para los cuales no se dispone de información en cuanto a su manejo, es imprescindible abocarse a la realización de ensayos tendientes a cuantificar los rendimientos objetivos en función de las prácticas puestas en juego.
En nuestro caso, se procedió a evaluar el efecto de la fecha de siembra sobre el comportamiento agronómico y la calidad comercial del grano en un cultivo de cebada cervecera conducido en secano y con la aplicación de un riego suplementario alrededor de espigazón.
El ensayo se realizó en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC). Se evaluó en siembra directa y en tres fechas de siembra (14 de abril, 5 de mayo y 25 de mayo de 2011) el cultivar comercial de cebada cervecera “Scarlett”.
Por fecha de siembra se contó con dos repeticiones distribuidas según un diseño en bloques completos aleatorios. Cada parcela estuvo compuesta por 15 surcos de cinco metros de longitud distanciados por 20 centímetros. Se sembraron 250 semillas viables por metro cuadrado. Cada parcela fue subdividida en dos, a una de las cuales se le aplicó dos riegos suplementarios de 40 milímetros cada uno, distanciados por 14 días durante el período crítico para la producción de grano.
La cosecha se realizó en forma manual y la trilla fue estacionaria para las distintas parcelas. A la siembra y a la cosecha se midió la cantidad de agua almacenada en el suelo y se realizó un seguimiento de las precipitaciones efectivas ocurridas durante el ciclo del cultivo.
En base a esta información se procedió a estimar la eficiencia en el uso del agua (EUA) para producir grano en kg/mm/ha. Se midieron los siguientes caracteres cuantitativos (altamente influenciados por el ambiente): rendimiento en grano (kg/ha), peso de mil granos (g), número de granos y de espigas por unidad de superficie (N°/m2). El análisis estadístico fue realizado con el programa InfoStat.
Diferencias estadísticamente significativas entre fechas de siembra se observaron para la mayoría de las variables medidas o estimadas, excepto para el peso de mil granos (ver tabla adjunta). La siembra del 25 de mayo (la más tardía) se destacó desde el punto de vista agronómico respecto de las restantes.
En cuanto al efecto de un riego suplementario alrededor de espigazón, no se tradujo en un incremento del rendimiento en grano con significancia estadística. La escasa cantidad de agua almacenada en el suelo, conjuntamente con el atraso de la fecha de siembra, se armonizaron a través de la duración de las etapas vegetativas y reproductivas, contexto bajo el cual se logró una mayor eficiencia en el uso del recurso limitante, el agua.
En líneas generales, el cultivo de cebada fue el primero en emerger (a pesar de la escasa cantidad de agua almacenada en la cama de siembra) y junto a la lenteja los primeros en liberar el lote.
En contrapartida, la calidad comercial de grano no fue la requerida por la industria. En el mejor de los casos, se logró el porcentaje de proteínas exigido, pero no el calibre. Quizás, la restricción hídrica desde el vamos condicionó el llenado del grano. Los valores de EUA para la siembra del 25 de mayo son por demás atractivos, basta con compararlos con los obtenidos para las legumbres de grano seco (lenteja, garbanzo o arveja), donde se llega a triplicarlos y en alguna medida equiparar las rentabilidades de dichos cultivos.
La autora es estudiante de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC); agradece la tutoría del ingeniero Ricardo Maich