02/06/2020

Daniel Pelegrina: “El campo ya está pasado de impuestos y hay que pensar cómo disminuirlos”

En una entrevista con Infobae, el presidente de la Sociedad Rural Argentina analizó las consecuencias de la pandemia de COVID-19, pidió que se tomen más medidas económicas y financieras para ese sector, y habló sobre el futuro del campo. “La agroindustria necesita que se baje la presión tributaria”, aseguró. INFOBAE

En plena cuarentena, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina, le brindó una entrevista telefónica a Infobae

El presidente de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina, dialogó con Infobae y analizó todos los temas que le preocupan al campo, se refirió a los efectos de la pandemia de COVID-19 y auguró que la situación esté normalizada en octubre, para poder llevar a cabo la tradicional Exposición Rural.
-Frente a la pandemia de COVID-19, ¿cuál es la situación actual del campo?
Nos encuentra en un pico del nivel de carga tributaria, que es la principal preocupación y que provoca la pérdida de la competitividad, que es esencial. La situación tributaria ya venía así y se incrementó con las primeras medidas del Gobierno, que generó nuevos aumentos de impuestos. Por otro lado, nos encontramos con una economía que venía recesiva y con una presión importante, que nos hacía mirar con mucha preocupación el proceso económico futuro. Si no se reparan todas esas cuestiones en debida forma, no hay muchas alternativas para financiar un gasto público que, además, ya viene exacerbado desde hace muchísimos años, con muy baja eficiencia y que, de alguna manera, es la explicación a todos esos desajustes de la economía y de esta presión tributaria.
Esas dificultades -como las que ya trae aparejadas para el crédito, es decir, con la condición necesaria para poder apalancar las inversiones y sacar adelante nuestras producciones en un sistema financiero pequeño y comprometido con todas estas circunstancias- hacen que el agro haya realizado -como siempre- una apuesta muy importante, habiendo invertido en la siembra anterior, que ya había tenido un récord en la cosecha de trigo.
Hoy tenemos producciones importantes, quizás no lleguemos a los niveles del año pasado, pero tenemos números importantes de producción, ya que estamos hablando prácticamente de 49 millones de toneladas de soja y 50 millones de maíz. Es una buena cosecha que, gracias a Dios, se vio beneficiada por la ventana climática que permite una oportunidad en el año. Las cosechas se hacen cuando la naturaleza de los cultivos lo dispone y no cuando uno quiere.
Este fue el principal trabajo entre la asunción del Gobierno y la pandemia, para poder aprovechar esa ventana al máximo, tanto las economías tradicionales como muchas regionales, que venían -de alguna manera- ya con su cosecha lanzada pero que hacía falta terminarlas cuando apareció la pandemia. Eso se ha venido desarrollando con normalidad pero, por supuesto, con muchas dificultades porque han habido cerrazones de municipios y de provincias - es decir, inconvenientes de muchas clases- pero los hemos tratado de solucionar con un Ministerio que nos ha escuchado y que ha tratado de colaborar en ese sentido, para que esto fuera lo más normal posible.

-¿Qué sucede en el sector productivo de la carne y en el lácteo?
Vemos una proyección positiva en la producción de carne, que de alguna manera, viene reforzando un camino que ya había arrancado con la administración anterior en relación a las exportaciones, para aumentarlas y generar nuevamente un mejor consumo. Y a partir de ahí, un crecimiento de la producción que debería proyectarse hacia el futuro, si están las señales claras respecto a la política ganadera y a la política general del país. Hubo una producción de carne que viene en movimiento y que tiene proyección hacia adelante.
El sector lácteo viene con muchas dificultades desde hace muchas décadas, con subas y bajas de producción pero que, después del año malo que tuvo el año pasado con baja producción, venía aumentando y trabajando mejor en su performance exportadora: aumentando sus volúmenes con una recomposición -hasta el momento de la pandemia- de los precios al productor, que hacían mirar al futuro con horizonte, pero que empieza a complicarse por toda esta cuestión.
Carne, lácteos y muchas de las economías regionales empiezan a resentirse en su consumo interno y, a partir de ahí, la necesidad de exportar más con mercados internacionales con dificultades, por ejemplo, en los precios de los commodities principales.
Tenemos preocupación por las señales que viene dando un nuevo Gobierno, constituido por un frente amplio de ideas y de ideologías, en el que permanentemente vemos una puja en esas ideas y que tiran mensajes contrapuestos. Aparecen los mensajes de las reformas agrarias, de las Juntas Nacionales de Granos, las discriminaciones en las circulares del Banco Central... Todas esas cuestiones afectan y preocupan como mirada parcial, dentro de otras señales que parecen ser tratar de llevar todo hacia un sentido más lógico, de la mano de un Presidente que dice que quiere al campo trabajando a pleno, que es un sector muy importante de la economía argentina, etc. O un Canciller (Felipe Solá) que nos dice que “nada que ver” frente a los problemas que vemos en el Mercosur.
Y es que, el Mercosur es muy importante para la Argentina. Es fundamental mantener con Brasil ese consumo de 350 millones de habitantes para las oportunidades de nuestro país dentro de la preferencia que da el Mercorsur. Entonces, estas señales hacen que no se genere la confianza, que es la base de la inversión. Es lo que le dije al Presidente ,cuando nos reunimos con el Grupo de los 6 por el tema de la deuda, la base de la inversión: si no hay confianza, muy difícilmente se hagan inversiones para que se proyecte el campo en toda su potencia.

-¿Cómo el campo le está haciendo frente al COVID-19?
Por nuestras características de trabajo, tenemos la ventaja de estar en espacios más abiertos y sin aglomeraciones de gente. Eso hace que uno pueda estar con menos temor, porque hay menos contacto, y menos posibilidades de contagio. Todas las actividades y empresas protegen a la gente, para que el coronavirus no avance. Se implementaron las máximas medidas de seguridad. Eso ha dado resultado, porque el contagio es prácticamente nulo. El sector rural está más liberado de la pandemia, además de que mucha provincias van entrando en cierta normalidad y retoman sus actividades. Estamos con todas las precauciones, pero sin ese temor y confiados de que podemos avanzar.
Tenemos la esperanza esta pandemia pase y nos deje enseñanzas, para que podamos proyectar esta mirada que tenemos de un campo integrado. desarrollando a la Argentina armónicamente.
El campo ha podido seguir funcionando. El Gobierno ha mirado no sólo que podamos abastecer de alimentos a los argentinos -que se ha hecho normalmente y no falta absolutamente nada- sino que también ha tenido una mirada del sostén que es el campo para la economía, especialmente porque aporta el 65 por ciento de las divisas que ingresan a la Argentina. En esa mirada, hemos encontrado los espacios para que el campo pueda seguir cosechando y trabajando. Hoy, tenemos la expectativa de tener un muy buen clima, para tener una muy buena siembra de trigo, con precios que permitan tener competitividad en su cultivo.
El campo ha podido seguir trabajando y sosteniendo su actividad. Las pérdidas van a venir por los impactos financieros que vengan sobre las empresas, pero eso depende de la economía general.
Daniel Pelegrina durante la inauguración de la última Exposición Rural, que este año planea poder llevar a cabo en octubre, con todos los recaudos de prevención
-En marzo, estuvo reunido junto al Grupo de los Seis -del que Ud forma parte- con el presidente Alberto Fernández, ¿qué reflexiones hace ahora después de ese encuentro?
El Presidente convocó al Grupo de los Seis y al sector de representantes del trabajo de la Argentina, como la CGT y otros gremios. Era para contarnos al sector productivo el estado de la deuda en ese momento, ya que se estaba por cerrar un acuerdo y nos explicaron por qué la argentina estaba haciendo esa oferta. Desde nuestro lado, el primer pedido fue decir que el default es el peor escenario.
Desde lo particular, tuve la oportunidad de darle al Presidente nuestra mirada: hay que mirar a la deuda en el contexto de un abordaje integral de otras cuestiones, principalmente la inflación, que tiene que ser una política de Estado que verdaderamente termine con este problema de no tener confianza en nuestra propia moneda y que trae aparejado todos los otros males de la economía. Ese es un proceso que hay que sentarse a solucionar
Por otro lado, hay un tamaño de gasto público que no se soporta por la actividad privada, pero es imprescindible empezar ya, al menos, con la calidad del gasto público. Ello, para poder aprovechar los escasos recursos que tiene la economía, o un Estado con bajos recursos que no pueden vilipendiar. Especialmente, si se mete la corrupción en el medio, porque es aún mucho peor.
Todo está orientado a acelerar la competitividad que necesita la economía, para poder estar en un mundo distinto y que va a exigir esa competitividad. Hay una gran cantidad de cuestiones, que empiezan por un nivel impositivo que nos permita estar en el mundo porque, con los niveles impositivos que tenemos y si estamos cerrados, va a ser difícil poder crecer y generar esa competitividad que necesitamos. Todo esto, orientado a que se genere la inversión, que es el único camino de desarrollo de la Argentina, del trabajo, etc. Para que haya inversión es absolutamente imprescindible que haya confianza.
Al Presidente, le pedí señales inequívocas que permitan reactivar a la economía a través de la inversión. Le dije que hay una cantidad enorme de ahorros, no solo de empresas o de tenedores de títulos, sino también, de muchas familias que conservan algún ahorro en moneda extranjera porque no confían en la Argentina. Ahí hay una masa enorme, se habla de 200 mil millones de dólares. Si esas tenencias son tentadas con buenas señales de confianza, no hay duda que la Argentina tienen oportunidades de poder hacer inversiones muy importantes: un flujo en inversiones que traiga ese dinero que está en manos de argentinos.
También, le conté la situación del campo, como se la conté recién a Ud, pero eso no quiere decir que pueda aportar más, sino todo lo contrario. El campo ya está pasado de impuestos y hay que pensar cómo disminuirlos. Además, le dije que tampoco se nos discrimine, porque no puede ser que siempre se quieran seguir “sacando lonjas de un mismo cuero”. Esa fue la reunión, donde tuvimos la oportunidad de escuchar lo que pensaban respecto a la deuda, de pedirle que no entremos en default y de manifestarle todo lo que acabo de decir aquí.

-¿Qué opina de la situación con el Mercosur y qué habló al respecto con el Canciller, Felipe Solá?
Como Comisión de Enlace y frente a las señales tan negativas que afirmaban que la Argentina se iba del Mercosur -o que pateábamos el tablero de las negociaciones para más adelante- le pedimos una audiencia a Felipe Solá para tratar de ver estas cuestiones, porque para el campo y para toda la Argentina es muy importante seguir estando en el espacio del Mercosur. Nos dijeron que se está negociando y que se va a seguir con las negociaciones con un ritmo distinto, con una mirada que refleje los impactos que tiene sobre la economía y cómo se va a insertar una negociación en una mirada regional.
Nos dijo que la mirada de la Cancillería es la de una Argentina integrada, comerciando con el mundo, no bajo cualquier circunstancia, sino teniendo en cuenta los impactos. Yo insisto con las señales de confianza, que las tienen que generar quien administra: quien gobierna.

-¿Cuáles son las medidas económica que necesita el campo en este momento?
Primero, necesitamos señales claras de que la actividad privada y la empresa se van a desarrollar en un contexto de un país en libertad, y de respeto a la instituciones constitucionales. Ese es el ambiente general de negocios. En segundo lugar, necesitamos una Argentina que esté mirando y que esté inserta en el mundo, y que trabaje en sinergia con quienes somos más o menos parecidos en ese sentido
Después de eso, pasamos a un plano propio de la agroindustria, que necesita que se baje la presión tributaria. Yendo puntualmente al campo, creo que los derechos de exportación son un impuesto distorsivo y discriminatorio para el resto de las otras actividades económicas. Un impuesto injustificado e increíble, en un país que necesita todo lo contrario: generar competitividad para estar en el mundo y exportar más. Es impensado seguir con los derechos de exportación.
Hay que generar un cambio impositivo, que permita ir por un impuesto que sea más virtuoso en la economía, como el impuesto a las ganancias, con perspectivas de que allí se amplíe la base de contribución y la perspectiva de alicientes al futuro. Que puedas desarrollar, ganar y pagar en base a esas ganancias: que no te saquen cuando exportás y cuando tenes un socio muy pesado en un Estado ineficiente.
Necesitamos todo lo que tiene que ver con lo impositivo: tiene que ver con un renuevo y una baja de presión tributaria para tener competitividad. Necesitamos una economía sana que genere confianza, para tener un sistema crediticio en crecimiento y ampliado, que permitirá tener instrumentos para la inversión más acorde a lo que el mundo tiene, con tasas y plazos que permitan que las actividades agroindustriales puedan madurar.

-¿Qué opina de un impuesto a las grandes fortunas
Me parece un impuesto distorsivo: hay que bajar la carga impositiva y no seguir aumentándola. Lo que vemos en el mundo, especialmente ahora en plena pandemia, es que las economías buscan más competitividad. No veo que ese sea el camino.
Daniel Pelegrina analizó la situación actual del campo, de cara a la pandemia de COVID-19
¿Qué va a pasar con la Exposición Rural este año?
Tenemos toda la expectativa de poder llegar para octubre con un país normalizado, y no con la imposibilidad que tenemos hoy de hacer cualquier tipo de espectáculo o de encuentro de gente. Estamos en contacto con las autoridades para hacer las adaptaciones que correspondan para que se pueda hacer, guiados por las normas de protección y de sanidad.

-¿Qué pasaría si la Argentina entra en default?
El escenario se complicaría bastante más. Sería una nueva mancha sobre la Argentina, que ya tiene muchas como “defaulteador serial”. El mundo nos miraría pensando “esta gente no tiene corrección, no tiene arreglo”. El flujo de inversiones puede ser muy negativo, especialmente hacia el sistema financiero, que es necesario para generar tasas y plazos competitivos para las inversiones. Para el sector privado puede ser muy negativo, al margen de que muchas empresas podrían estar en dificultades muy grandes. Dios quiera que lleguemos a un acuerdo.

-Antes me habló de la posibilidad de sacar una enseñanza positiva de la pandemia, ¿a qué se refería?
Durante este tiempo, la política y la grieta se han metido en esa mirada integrada, referida a las necesidades de articular distintos espacios de pensamiento y de políticos para enfrentar al virus. Eso es muy importante. Lo que nosotros reclamamos son políticas de Estado que trasciendan los Gobiernos y que, de alguna manera, perduren en el tiempo. Últimamente, se ha complicado porque vemos a la política metida nuevamente, pero me parece que esto de estar aprovechando los tiempos y acortando la distancia con la tecnología, nos trae una enseñanza, porque vemos que es muy posible trabajar también de esta manera.
Seguramente, va a haber que adaptarse a un mundo con nuevas maneras de comercio, miradas y novedades, que nos hacen observar detenidamente a los consumidores y entender las nuevas maneras de consumir, los temores a la hora de la inocuidad de los productos y la manera de producir. Todo esto nos está dejando una enseñanza a futuro muy importante, para poder adaptarnos a ese mundo y reaccionar en ese sentido.

-¿Un pedido para el Gobierno y un mensaje para los argentinos?
Al Gobierno, le pido que genere un Estado de servicio de los ciudadanos y un Estado que genere las condiciones de infraestructura, de vida, de seguridad y, por supuesto, de libertades para que la gente no esté buscando conglomerarse alrededor de las grandes ciudades. Pero para ello se necesitan rutas, caminos, escuelas rurales y conectividad, algo que hoy es fundamental y que la venimos reclamando hace muchos años.
A los argentinos les quiero decir que, de la mano de campo, se puede desarrollar la Argentina armónicamente, se puede contener a estos buzones de pobreza que implican los conurbanos, porque la gente tiene la oportunidad de trabajar. Esto puede generar que mucha gente quiera volver al interior y al campo. Eso le va a dar la oportunidad de crecer a la Argentina.