22/11/2013

El tren de los alimentos seguirá con marcha ascendente hasta 2023

Agrotendencias 2013. Mayor consumo y un comercio más liberado abonan esta tesis. En la región, la logística es un factor crítico. LA VOZ.

Por Alejandro Rollán | arollan@lavozdelinterior.com.ar | Enviado especial a Buenos Aires0
Mientras en el país se aguarda con expectativas cuál será el rumbo que le darán a la economía las nuevas autoridades del Ministerio, el mundo parece ofrecerle otra oportunidad a la Argentina como proveedora de alimentos. En algunos países, los productores ya disfrutan del momento y proyectan un período de bienestar para los próximos 10 años.

Por aquí, las intervenciones comerciales y los efectos de la inflación sobre los costos alejan, al menos temporalmente, la posibilidad de subirse al nuevo tren que los analistas proyectan que transitará durante la próxima década el comercio mundial de alimentos.

“¿Por qué, a diferencia de los argentinos, los farmers estadounidenses están tan contentos?”, interrogó Mike Dwyer, el economista del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda), al abrir el ciclo de conferencias en Agrotendencias 2013, el seminario sobre perspectivas agropecuarias organizado el martes en Buenos Aires por la Federación de Acopiadores. Su respuesta fue inmediata. “Tienen utilidades totales por 122 mil millones de dólares y ya vienen con ganancias récord en los últimos tres años”, destacó.

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Lejos de tratarse de una foto, que podría ser recordada en el futuro como que todo tiempo pasado fue mejor, el analista pronosticó la continuidad de un escenario optimista para los próximos 10 años. “Las utilidades de los farmers se mantendrán en el orden de los 100 mil millones de dólares hasta 2023”, se atrevió a aventurar.

Más allá de la coyuntura que, por el momento, no permite hacer previsible el negocio agrícola en el país, la deficiencia estructural que muestra Argentina en su logística limita también su rol como proveedor internacional. Si bien 70 por ciento de la producción agrícola se concentra en un radio menor a los 500 kilómetros, en el que el camión saca claras ventajas respecto a otras formas de transporte, la falta de infraestructura vial complica su crecimiento. “Responder a las necesidades de infraestructura es una responsabilidad esencial del Gobierno; esto no significa que todas las tareas en infraestructura deban ser ejecutadas por Estado. Los modelos mixtos son una opción. Pero hay que comenzar a trabajar ya”, admitió durante su exposición Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores de Cereales.

Siete razones

Para justificar el buen aspecto que le ve al futuro, el economista del Usda identificó siete variables sobre las que el tren de la producción de alimentos transitará un nuevo período de bonanza económica.

El crecimiento económico global y el surgimiento de la clase media, particularmente en China y el sudeste asiático, es la principal variable que motorizará a la demanda. Para la próxima década, se espera que la clase media en los países en desarrollo se duplique. Esto viene acompañado de cambios en la alimentación. “Por cada dólar adicional que ingresa a un hogar de clase media en un país en desarrollo, la mitad se gasta en alimentos”, sostuvo Dwyer.

La depreciación del dólar frente a otras monedas de referencia mundial es también un factor de sostén para el precio de los granos. “No juzguen el valor del dólar a partir de lo que pasa en Argentina. En la canasta de monedas, el dólar está bajando drásticamente desde 2002”, aclaró.

Más allá de los problemas que tiene esta industria en el país, los biocombustibles seguirán traccionando una parte de la demanda agrícola, aunque con un menor ritmo de crecimiento. “El uso de maíz y de aceite de soja como materia prima para hacer biocombustibles crecerá en Brasil, pero en Estados Unidos y en Europa se mantendrá”, proyectó Dwyer.

El papel del comercio y su liberalización es la cuarta variable que incidirá en la próxima década. “El comercio va a crecer en los próximos 10 años y es ahí donde juegan Brasil y Argentina. En 2002, el comercio agrícola global era de 250 mil millones de dólares; en 2010, 800 mil millones, y en 2023 va alcanzar a un billón de dólares”, pronosticó el economista.

Gustavo López, director de la consultora Agritrend, abonó esta tesis. Aseguró que China importará en 2023 un total de 103 millones de toneladas de soja, 157 por ciento más que en 2009, cuando compró 40 millones de toneladas.

El precio de la energía, y en especial el petróleo, incidirá en la próxima década sobre los costos de la producción agrícola. “Hay gente que no cree que haya una conexión entre el precio del petróleo y el del alimento animal. Si ustedes quieren saber adónde van los precios de los alimentos, pregunten entonces primero cómo está el petróleo”, observó Dwyer.

En los últimos años, los precios de los insumos agrícolas se han incrementado, en respuesta al aumento en la demanda global de energía y de productos agrícolas. Y la tendencia futura no ofrece cambios. Según el economista, los márgenes de ganancia en Estados Unidos serán presionados por el aumento en los costos de producción; algo que también ocurrirá en Brasil y Argentina.

Si bien la agricultura seguirá ganando en rendimientos, la necesidad de incorporar más tierra a la producción será indispensable para producir más. “Habrá más tierras disponibles, que se concentrarán en Brasil, Ucrania y Rusia”, puntualizó. Si bien en África hay disponibles 202 millones de hectáreas, su uso está condicionado por falta de infraestructura.

La biotecnología es el séptimo elemento que Dwyer identificó para el desarrollo de la agricultura de los próximos años. “Ninguna tecnología es tan prometedora como la biotecnología. Eventos nuevos van a liberarse al mercado y su uso va a reducir los costos y a aumentar la producción”, destacó. “Argentina y Brasil ha visto el impacto de la biotecnología. Actualmente hay 160 millones de hectáreas en el mundo con eventos transgénicos. En Iowa se producen más de 15 toneladas por hectárea, gracias a los transgénicos”, ejemplificó.

La limitante local
Mientras todo está dado para que Estados Unidos siga siendo el principal referente del comercio mundial de granos, en esta parte de Sudamérica los aumentos de producción desnudan cada vez más el déficit en infraestructura.

“No sirve de nada ser muy productivos, si después no podemos trasladar esa producción eficazmente”, admitió Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores.

El secreto del éxito comercial de Estados Unidos es su matriz logística. A lo largo de su territorio se reparte en forma eficiente entre el tren, la barcaza, y el camión. Mientras en el cinturón productivo estadounidense el 61 por ciento se traslada en barcazas, en Brasil es sólo tres por ciento, y en Argentina la cifra sólo representa dos por ciento.

Para Pierbattisti, la expansión de la frontera agropecuaria en el NEA y NOA no fue acompañada por mejoras en la infraestructura.

“Estas regiones dependen de la exportación y el flete de Salta a Rosario puede rozar el 50 por ciento del precio del maíz”, precisó el asesor.

Según su diagnóstico, 85 por ciento de los granos que se producen en el país se traslada por camión, 15 por ciento en tren y dos por ciento en vía fluvial, a pesar de contar con una vía fluvial como el río Paraná.

“Hay un 30 por ciento de rutas pavimentadas. La red troncal de las rutas nacionales tiene una extensión de 15 mil kilómetros, de los que sólo 1.500 kilómetros son autopistas y autovías. En esas rutas se incorporaron en estos últimos tres años 850 mil autos por año, y sólo se construyen por año 29 kilómetros de autopista”, advirtió.

Para Pierbattisti, la eficacia debería ser el principal objetivo a la hora de elegir un modelo de infraestructura. “Tiene que haber un debate que trascienda privatización-estatización. Los gobiernos tienen un espectro amplio de decisión con respecto al modelo de infraestructura”, concluyó.

EE.UU.

100 mil millones de dólares es la utilidad anual que el Usda proyecta hasta 2023 para la agricultura estadounidense.

China

103 millones de toneladas de soja importará el coloso asiático en 2023. Crecerá casi 160% respecto de 2009.

Apuntes del comercio
Condicionantes de precios. En la próxima década, la logística va a condicionar no sólo el precio que recibe el productor, sino también las posibilidades de crecimiento comercial. “Este año, China decidió cancelar la compra de 2,5 millones de toneladas de soja desde Brasil, por demoras en los puertos. La industria china no pudo esperar y buscó otro proveedor”, comentó Leandro Pierbattisti, de la Federación de Acopiadores. Según su visión, el proveedor de alimentos que mejor maneje la logística en el futuro tendrá mayor rentabilidad.

Maíz 2013/14. Diego de la Puente, analista de Nóvitas, se mostró preocupado por el maíz nuevo. “Sobre una cosecha de 21 millones de toneladas, la exportación sólo compró 10 por ciento. Al productor, el precio de 160 dólares no le interesa, nadie vende. ¿Se repetirá la historia del trigo con el maíz?”, se preguntó el analista del mercado agrícola.