Algunos analistas anticipan una producción récord de maíz, mientras que otros prevén la menor cosecha en siete años. De todos modos, se multiplican los riesgos para las cosechas en los próximos meses por el fenómeno climático. EL CRONISTA.
Aunque todavía quedan dos meses para la siega de la cosecha estadounidense de granos, la sequía que viene afectando a la región central del país desde hace semanas obligó al Departamento de Agricultura de EE.UU. a bajar hace unos días el pronóstico para la cosecha 2012-13 un 12% respecto al pronóstico de junio, la mayor reducción en julio desde 1988. No obstante, el mercado parecía estar dándolo por descontado ya que los precios del maíz en el Chicago Board of Trade subieron 40% desde mediados de junio, según destaca Sala de Inversión.
Aun así, la visión de los expertos está muy divida, y mientras unos anticipan que la producción de maíz -incluso con el impacto de la sequía- podría crecer a niveles récord debido a la mayor siembra de acres desde 1937; otros prevén la menor cosecha en siete años. El deterioro de la expectativa de suministros llevó a los expertos de Barclays a revisar al alza el jueves el precio objetivo promedio para la soja (+ 3,7%) y el trigo (+14,1%) en el tercer trimestre, además de elevar el precios promedio anual del maíz.
Mientras el mercado agrícola se concentra tanto en los decrecientes pronósticos sobre los granos como en los retrasos en la recolecta de azúcar y café en Brasil, firmas como SocieteGenerale empiezan a analizarlos posibles efectos del fenómeno climático ’El Niño’ en un futuro cercano. Según las recientes lecturas del índice de Oscilación del Sur dicho fenómeno podría materializarse en el tercer trimestre, y si dichas señales persisten, los riesgos para las cosechas globales se multiplicarían durante los próximos meses.
Cada cuatro o 12 años, El Niño provoca un calentamiento en la temperatura del agua en el Pacífico ecuatorial afectando a los cultivos de Asia y el continente americano, reduciendo la posibilidad de formación de tormentas en la cuenca del Atlántico durante la temporada de huracanes que se extiende hasta finales de noviembre. Por lo general, este fenómeno viene acompañado de un clima frío y húmedo a la región central estadounidense, y desafortunadamente el inicio de estas condiciones se produciría en la recta final del verano o principios del otoño, justo cuando empezaría la siega de la cosecha de granos, con el consiguiente riesgo de que se retrase la recogida impidiendo la entrada de suministros en el mercado, lo que haría subir aún más los precios.
Otro efecto derivado de estas condiciones son las oportunas lluvias en las semanas precedentes y durante la próxima siembra de otoño en Sudamérica, que alimentarían la esperanza de un considerable repunte de la producción de soja en Brasil y Argentina del próximo año.
Además de perjudicar la producción global de alimentos, El Niño también presenta riesgos para el sector energético en el Golfo de México donde se origina más de un 20% de la producción local de crudo, y que desde junio está bajo peligro de huracanes por el inicio de la temporada de tormentas en el Atlántico.
Otro posible trastorno es la demora del desarrollo de los monzones en India que haría peligrar la cosecha de azúcar en la región como ocurrió hace tres años elevando el precio del commodity a máximos de 30 años, a menos que las lluvias vuelvan a la normalidad en julio y agosto. Adicionalmente, las abundantes precipitaciones podrían dañar algunas zonas del cultivo de Brasil, afectadas por el exceso de lluvia, y áreas normalmente secas como Chile podrían sufrir inundaciones. La potencial pérdida de suministro respaldará los precios del azúcar en las próximas semanas y meses, de acuerdo con el análisis de SocieteGenerale, y también habrá que estar pendiente de los precios del café.