17/08/2016

Soja: qué hacer ante un año con mala calidad de semillas

En la jornada Soja con Sustentabilidad, dos especialistas brindarán recomendaciones para hacer frente a este problema. La opinión de los semilleros. AGROVOZ.


El impacto negativo del alto nivel de lluvias que afectó a las regiones productivas argentinas no sólo se remite a las hectáreas perdidas por inundaciones; también se suman los problemas de calidad que están sufriendo las semillas de soja por el daño provocado por el exceso de humedad.

Por eso, este tema tendrá un capítulo especial en la 13ª Jornada Soja con Sustentabilidad, organizada por Agrovoz el próximo jueves en el Dinosaurio Mall, con un panel a cargo de la directora del Departamento de Información Agroeconómica de la Bolsa de Cereales de Córdoba, Silvina Fiant; y la especialista de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC, Gloria Viotti.

Monitoreo permanente
Según Fiant, de los análisis realizados en el laboratorio de la Bolsa se desprende que el promedio de daño en grano ronda el 15 por ciento, con algunas zonas de Córdoba en las que llegó al 50 por ciento. Anteriormente, la entidad bursátil había informado que el 25 por ciento de la soja tenía un porcentaje de daño superior al 5 por ciento (límite mínimo aceptado por la industria) y que tres de cada cuatro productores podrían sufrir problemas para conseguir semillas para la campaña 2016/17.

“Granos así tienen muchísimo contenido de humedad, que condiciona de manera el poder germinativo para poder utilizarlos como semilla”, explicó Fiant.

Por eso, la primera recomendación que brindará a los productores será “muchísima atención y un monitoreo mucho más frecuente de lo que se haya cosechado, ya que los valores iniciales que arrojen los análisis no necesariamente se van a mantener en los meses siguientes”.

Fiant recordó al respecto que entre la recolección y la siembra siempre la semilla “envejece” y que este año es probable que ese proceso se multiplique por dos o tres. “Estos procesos de deterioro son progresivos; por eso hay que aumentar la frecuencia de control, no confiarse con un primer dato postcosecha”, evaluó.

También, el ser flexibles. “La semilla que utiliza la región central de Córdoba es la que está más comprometida; habrá que ajustar los planteos a la disponibilidad de semillas de mediana o buena calidad”, indicó.

Un rompecabezas
Por su parte, Viotti remarcó como primer diagnóstico que la calidad de las semillas “ha venido complicada, está complicada y va a seguir complicada”. En esa línea, su primera advertencia es que va a haber que cambiar el modo en que se analizan estos procesos: “Vamos a tener que empezar a mirar de manera múltiple la calidad de soja, no sólo fisiológica sino también sanitariamente, para poder definir tipo de fungicidas, cantidad, y a qué lote destinamos cada semilla, porque va a ser bien diferente de acuerdo a lo que digan los análisis”.

Viotti graficó esta situación como un “rompecabezas que en esta campaña va a ser de varias piezas más que en los años anteriores. Este año tendremos que pensar a cada lote con precisión de cirujano: definir esta semilla, de esta variedad, va a ir a este lote y en esta fecha de siembra”, mencionó la especialista.

Semilleros, preocupados
La mala calidad de la soja también se siente en las empresas proveedoras de semillas, tal como lo reflejaron a Agrovoz tres representantes de firmas que participaron del congreso “Resiliar” de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).

Matías Ruffo, gerente de la Unidad de Negocios Semillas de Bioceres, afirmó que están “muy buen cubiertos con la generación de semillas”, pero que ya sienten “una demanda muy importante especialmente en los grupos 4 largos, 5 o 6 cortos”. Por eso, reconoció que “puede llegar a haber faltante en algunos grupos”.

“Creo que se va a poder llegar a sembrar toda el área de soja prevista pero siendo más flexible en cuanto a la variedad, los productos, va a haber que tener un poquito más de cintura. Esto no va a ser: ‘levanto la mano, quiero esto, acá está’. Va a ser un poco más restrictivo”, puntualizó Ruffo.

Alredo González, jefe de Desarrollo de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) utilizó una metáfora que pinta a la perfección la situación: “Semilla para tirar va a haber, pero no sé si para que nazca”.

En ese sentido, González aseguró que este campaña será clave asesorarse y definir las estrategias de siembra lo más temprano posible. “Definir al final del ciclo será peligroso. Hay que consultar qué variedades se pueden adaptar mejor y si no conseguimos tal, poder optar por tal otra. La oferta en germoplasma es enorme, lo que pasa es que en los últimos años hubo una concentración en seis o siete variedades por grupo de madurez y nada más”, evaluó. Y añadió: “lo que es seguro, es que hay que abrir la ventana de siembra”.

Por último, el responsable Comercial de Don Mario para el norte de Córdoba, Ignacio Rivera Rúa, coincidió con Silvina Fiant sobre la necesidad de monitorear la calidad de manera permanente. “El productor, a la hora de analizar un silo bolsa, en la imagen visual puede creer que tiene calidad pero cuando hagan los análisis va a encontrar que lo que está viendo a simple vista no es lo que le gustaría para sembrar”, sintetizó.

Sin embargo, aseguró que desde esa compañía “no le tenemos miedo a la campaña”, ya que han logrado hacerse de buena cantidad y calidad de semillas a través de los pulmones productivos y la red de cooperación de productores que actúan como multiplicadores.