19/01/2012

Precipitaciones evitarán el desastre

Las precipitaciones previstas evitarán que la campaña en curso se convierta en un escenario de desastre generalizado. Eduardo Sierra. AMBITO FINANCIERO


Los episodios de La Niña se caracterizan por reducir considerablemente las precipitaciones durante el semestre julio-diciembre, haciendo que se llegue al final de la primavera con las reservas de humedad de los suelos prácticamente agotadas, lo cual determina que el resultado de la cosecha gruesa dependa en forma definitoria de las precipitaciones de comienzos de verano. Cuando fueron abundantes, como ocurrió en los episodios de La Niña de 2005/2006, 2007/2008 y 2010/2011, los cultivos se recuperaron, y el resultado productivo fue regular a bueno. Contrariamente, cuando las precipitaciones de comienzos de verano fueron escasas, como sucedió en el episodio de 2008/2009, los resultados productivos cayeron al nivel de desastre. Al igual que en 2008/2009, La Niña 2011/2012 vino detrás de otro episodio del mismo signo, por lo que se potenció considerablemente, dando un semestre julio-diciembre muy seco. Las escasas lluvias fueron acompañadas por temperaturas muy elevadas, generando una elevada evapotranspiración, que dejó a los suelos con sus reservas agotadas, haciendo temer que se repitiera el fuerte impacto productivo observado en 2008/2009. Adicionalmente, se observaron entradas tardías de aire polar, que causaron heladas localizadas hasta los días previos a Navidad, contribuyendo al deterioro del estado de los cultivos. Afortunadamente, a partir del 10 de enero se produjeron precipitaciones de muy variada intensidad en la mayor parte del área agrícola nacional. Estas precipitaciones proveyeron la humedad indispensable para contener el daño, pero no repusieron las reservas de humedad de los suelos, manteniendo la necesidad de que continúen produciéndose precipitaciones a intervalos regulares. Por su parte, el ángulo sudoeste del área agrícola recibió valores muy dispersos, por lo que el alivio fue mayoritariamente inefectivo, y la necesidad de agua se hizo acuciante.

La última parte de enero observará el paso de dos frentes de tormenta, el primero entre el 22 y el 24, y el segundo entre el 27 y el 29, que aportarán precipitaciones a la mayor parte del área agrícola nacional, aunque en forma muy despareja. La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires, cuya necesidad de agua es urgente, podrían recibir valores abundantes, aunque es de temer que lleguen algo tarde para ser efectivos. Contrariamente, otras zonas, como el extremo noreste de Córdoba y las costas bonaerenses del Río de La Plata registrarán valores escasos, que acentuarán la falta de humedad. Por su parte, el NOA, la Región del Chaco y el norte de la Mesopotamia podrían observar fuertes tormentas, con granizo, vientos y riesgos de anegamientos. En la mayor parte del área agrícola, estas precipitaciones continuarán conteniendo el deterioro de los cultivos, pero no erradicarán la sequía, haciendo necesario que los meses venideros aporten nuevas lluvias.

En este sentido, febrero apunta generar grandes contrastes:

· El norte y el centro del NOA, la Región del Chaco, el centro y el norte de Santa Fe, Corrientes y el centro y el norte de Entre Ríos observarán precipitaciones muy abundantes, con focos de tormentas localizadas severas, con episodios de granizo y vientos y riesgo de desbordes de ríos y arroyos.

· El sur de Santa Fe, el norte de Buenos Aires y el sur de Entre Ríos registrarán precipitaciones moderadas, que resultarán algo insuficientes para compensar la evapotranspiración.

· El sur del NOA, la mayor parte de Cuyo, la mayor parte de Córdoba, la mayor parte de La Pampa y el centro y el sur de Buenos Aires observarán precipitaciones escasas, que acentuarán la sequía.

Aunque un poco tardíamente, marzo tenderá a atenuar los contrastes:

· El centro y el este del NOA, la Región del Chaco, la mayor parte de la Mesopotamia, el norte y el centro de Córdoba y el extremo norte de Buenos Aires observarán precipitaciones muy abundantes, con focos de tormentas localizadas severas, con riesgo de granizo y vientos.

· El sudeste del Chaco y el norte de Santa Fe se verán afectados por un vigoroso sistema de tormentas, con aguaceros torrenciales, que podría causar extensos anegamientos.

· Gran parte de Cuyo, el sur de Córdoba, gran parte de La Pampa y la mayor parte de Buenos Aires observarán precipitaciones moderadas a abundantes, con algunos focos de valores abundantes y otros de valores escasos.

CONCLUSIONES

Las precipitaciones previstas evitarán que la campaña en curso se convierta en un escenario de desastre generalizado, como el que afectó a la campaña 2008/2009. No obstante, estos aportes hídricos serán insuficientes para recargar el perfil de los suelos, por lo que la disponibilidad de humedad seguirá dependiendo de la continuidad de las lluvias. Durante los lapsos secos y muy cálidos que se intercalarán entre lluvia y lluvia, los cultivos sufrirán un considerable estrés, mermando significativamente su potencial productivo. Por su parte, algunas zonas como el sudoeste de la Región Pampeana y gran parte de Cuyo observarán un régimen hídrico con marcados faltantes, que provocará impactos localizados en el nivel de desastre. Asimismo, es de temer que el otoño próximo sea seco y con heladas tempranas, afectando el final del ciclo de los cultivos de esta cosecha gruesa y la implantación de la próxima cosecha fina.