Desde 2006 sacó su marca del país por no poder cobrar por la propiedad intelectual. Ahora, con una nueva tecnología busca el consenso con los productores. CLARIN.
La mayor semillera del mundo, Monsanto, estudia volver a vender semillas de soja con su propia marca en la Argentina el próximo año, después de quitar el producto de la Argentina en 2006 por problemas en el cobro de un canon de propiedad intelectual.
Actualmente, las semillas basadas en el gen RR de Monsanto se compran en el país a través de empresas que lo adaptan a las diferentes regiones y logran variedades que se comercializan con nueva marca. Con este sistema, lideran las ventas de semillas de soja en el país las firmas Don Mario y Nidera.
La semilla que marcaría el regreso de la marca Monsanto al país es una tecnología que aguarda su aprobación en los próximos días. Se trata de la soja Intacta RR2 Pro, que protege al cultivo contra insectos y suma un nuevo gen resistente al herbicida glifosato.
Para volver con su marca al mercado, Monsanto esta vez buscó que los productores interesados en sembrar nueva tecnología firmaran un acuerdo de compromiso de pago de regalías. Según datos del mercado, cerca del 90% de las hectáreas sojeras del norte del país (donde se introducirá la tecnología Intacta, en principio, a través de otras semilleras) ya están cubiertas por estos acuerdos.
A diferencia del maíz, la semilla de soja da como resultado un grano equivalente al primero, es decir, con idénticas características a las de la semilla embolsada. Este mecanismo hizo que diez años después de introducir en la Argentina la soja RR, el transgénico que hoy ocupa cerca del 90% de las hectáreas sojeras del país, Monsanto sacara su marca de la venta después de enfrentar las quejas de productores sojeros del mundo que pagaban por la tecnología mientras en la Argentina la empresa no podría cobrarla. La situación provocó la reacción de la firma, que frenó barcos cargados con derivados de soja producida en la Argentina en puertos europeos, lo que le valió un enfrentamiento con el gobierno nacional, batalla que encarnó el ex secretario de Agricultura, Miguel Campos.
Pero los tiempos cambiaron. Hace dos meses, la Presidenta Cristina Fernández se reunió con los máximos directivos de Monsanto a nivel nacional y global, que le anunciaron un plan de inversiones de la empresa en la Argentina por más de $ 1.600 millones que incluye la construcción de una planta de producción de maíz en la localidad de Malvinas Argentinas, Córdoba, y dos nuevas Estaciones Experimentales.