La presente campaña sojera se está caracterizando por ser sumamente complicada, tanto desde el punto de vista climático, como así también desde las plagas que lo atacan. INFOCAMPO

Si bien la presencia de arañuela roja y trips se dio en los últimos momentos de la etapa sin precipitaciones, a partir de la reanudación de las mismas se reanudó la presencia de larvas de Isocas Bolilleras (Heliotis gelotopoeon) en los cultivos tanto los de primera como los de segunda que lograron ser implantados y todo parece indicar que con las actuales condiciones climáticas, la presencia de esta plaga como de otras larvas de lepidópteros pueden ser de graves consecuencias para cultivos que ya se encuentran comprometidos en su potencial productivo.

Lo deseable en un cultivo de soja, para que pueda realizar la carga potencial en forma eficiente, es que el mismo sea capaz de interceptar por lo menos el 90% de la energía solar y transformarla en sustancias de reserva.

Por otra parte, el cuidado de las hojas permite aumentar los niveles energéticos de la raíz, lo que redunda en una actividad más eficiente de los nódulos, que aportan el elemento de mayor necesidad del cultivo, el Nitrógeno, para lograr por lo menos un grano con peso que permita compensar en parte las pérdidas de granos no formados por efecto del estrés térmico e hídrico al que fueron sometidas las plantas.