26/02/2021

Febrero lleva un mal paso

Las reservas ganadas en la última parte de enero, el gran sostén de posibles buenos resultados. AGROSITIO
 

NO HUBO CONTINUIDAD

Si bien la transición de enero para febrero resultó favorable en cuanto al despliegue de precipitaciones, luego se observó un cambio con el ingreso de masas de aire más frías y secas, que condicionaron la continuidad de las buenas lluvias que dejó el mes de enero en gran parte de las zonas productivas del país y en la zona núcleo en particular. Las mismas permitieron acopiar reservas que al presente cobran un valor más que significativo y en muchos sectores los resultados de esta campaña quedarán directamente ligados al acontecer pluvial del mes pasado.

De hecho en el sur de SF y el norte bonaerense, apenas si ha llovido en lo que va del mes de febrero, sin embargo el estado de los cultivos no refleja la falta de precipitaciones, debido a que aún disponen de reservas. Esta condición no se puede generalizar a la ligera, pero aún con matices, el inusual volumen de agua con que cerró el mes de enero en la zona núcleo, mantiene las buenas perspectivas de producción para la presente campaña.

Las lluvias reaparecieron en forma generalizada durante las últimas semanas, pero esta continuidad no tuvo el correspondiente correlato en los milimetrajes. Si bien el aire tropical logró reposicionarse sobre gran parte de la región pampeana, las condiciones atmosféricas ya no se presentaban igual que lo observado durante el mes de enero. Los acumulados de importancia fueron conspicuos, prevaleciendo los registros modestos, en algunos casos como los mencionados del sur de SF y norte bonaerense, casi nulos.

Hay que decir que las condiciones térmicas que viene mostrando el mes de febrero, no son demasiado exigentes y si bien los cultivos mantienen alta la demanda hídrica, el ambiente no está siendo hostil. Los modestos aportes pluviales sin llegar a ser los ideales en cuanto a volumen, al menos se han distribuido a lo largo de varias jornadas, lo cual también ayuda a mantener la humedad.

Habiendo superado la primera mitad de febrero, el balance hídrico presenta una condición de humedad que no sorprende demasiado. Las zonas más secas, seguramente con lotes en sequía se concentran sobre el sudeste de ER, el oeste y norte bonaerense, mientras que la franja central de la zona núcleo, presenta reservas entre regulares y adecuadas.

 

Si mapeamos el balance hídrico para soja de primera, vemos que el escenario que se presenta es razonable, sobre todo si consideramos la evolución de las precipitaciones desde el mes de octubre. Esto remite claramente al acopio de reservas que se produjo durante el mes pasado.

Gran parte de la zona núcleo presenta reservas entre regulares y adecuadas, con mejor panorama sobre la provincia de CB. El sudeste bonaerense presenta algunas zonas con excesos, concentradas donde se concretaron los eventos pluviales más importantes de lo que va del mes. Sobre el sur de BA de este a oeste vamos desde lo óptimo hasta la sequía.

Estimamos que los resultados más heterogéneos se verán en la provincia de BA, donde seguramente se presentarán vastas áreas con rendimientos decepcionantes, sobre todo en zonas del centro oeste y de la cuenca del Salado, donde la recuperación pluvial de enero no llego ni por asomo con la eficiencia que lo hizo en las provincias del centro.

Está claro que lo ideal hubiese sido que se mantenga la recuperación pluvial del mes de enero, pero por otra parte, si analizamos el cierre del último trimestre de 2020, la proyección del área con sequia para estas fechas, se perfilaba mucho más extendida. En el balance el tránsito que estamos llevando del bimestre donde se define gran parte de la gruesa, no puede considerarse desfavorable.

De acuerdo a las perspectivas de corto plazo, el mes de febrero no tendría demasiadas chances de recuperación. Salvando las zonas costeras del este bonaerense, acumular las precipitaciones normales será algo excepcional, salvo en zonas reducidas.

Entendemos que esta retracción pluvial que se observa respecto del mes de enero, se vincula a una dinámica regional temporaria ya no tan dependiente del fenómeno La Niña. El mes de marzo suele ser un mes donde los acumulados pluviales muestran un repunte significativo, sobre todo cuando empieza a manifestarse la transición estacional.