25/07/2019

En dos años, el herbicida 2,4 D ester no podrá usarse en el país

El Senasa prohibió su importación, fabricación y utilización en diferentes plazos de esta formulación que es la más volatil. En Córdoba ya está prohibido. AGROVOZ

Redacción Agrovoz

En el año 2016, Córdoba fue una de las primeras provincias que prohibió el uso del herbicida 2,4 D, por el riesgo que representaba su utilización en explotaciones extensivas pero que afectaban a otros cultivos, por ejemplo frutas y hortalizas. 
Buenos Aires, Tucumán, La Pampa, Chaco, Santiago del Estero y Entre Ríos son otras jurisdicciones que también han restringido la utilización de este fitosanitario que, finalmente, dentro de dos años ya no se podrá usar en todo el país.
Así lo resolvió este martes el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en dos publicaciones que realizó en el Boletín Oficial.
Alcance
En primer término, el Senasa aclaró que la prohibición para el 2,4-D es solo para formulaciones de ésteres butílicos e isobutílicos. 
“Existen otras formulaciones registradas a base del principio activo 2,4-D que presentan una volatilidad potencial menor, disminuyendo así el riesgo de deriva externa al lote tratado”, indicó el organismo. Estas últimas formulaciones sí podrán seguir utilizándose.
Los plazos de las prohibiciones de Senasa para el 2,4-D butílico e isobutílico son los siguientes: 120 días desde este miércoles para su importación, 365 días, para su elaboración y fraccionamiento, y 730 días para su comercialización y uso. 
Las empresas que tengan productos alcanzados por esta resolución, deberán declarar sus existencias en un plazo no mayor a 30 días, detallando cantidad de envases, capacidad, lote y fecha de vencimiento. Las que tengan remanente de existencias, deberán también declararlo en no más de 15 días. 
Fundamentos
En los considerandos de la resolución, el Senasa sostiene que la sustancia activa del 2,4-D (Diclorofenoxiacético), “podría ocasionar daños en cultivos agrícolas, forestales u otros, debido a su alta volatilidad en las distintas regiones del país”.
“Los daños provocados a cultivos no blancos (de aplicaciones) se traducen en bajo rendimiento de estos, generando pérdidas considerables en los diversos cultivos, como así también daños a las personas y al medio ambiente”, indicó el organismo sanitario.