11/01/2019

El final de la cosecha de trigo se encontró con lluvias inoportunas

Las lluvias producen el efecto “lavado de los granos”, bajando el nivel de la proteína y el peso hectolítrico, con la amenaza de que la mercadería quede fuera del estándar de comercialización. AGROFY NEWS

Tras la alerta de los pronósticos de un evento muy complicado de lluvias que podía estar acompañado por granizo, hubo un gran despliegue de cosechadoras en Buenos Aires. 400 mil ha se cosecharon en la última semana tratando de arrebatarle la mayor cantidad de área posible a la tormenta.
Cómo estaba previsto, el volumen de agua del evento fue muy importante. El 55% del territorio bonaerense superó los 80 mm. Se destacan dos zonas que superaron los 100 mm. Una está centrada en el partido 9 de Julio —la localidad 9 de Julio acumuló 128 mm— y sus alrededores, como Bolívar con 108 mm o 100 mm en Daireaux.
Pero la otra zona fue más amplia y con mayor volumen. Se trata del centro de la franja este, en la gran área productora de trigo en Tandil. En Dolores se totalizaron (entre el 26 diciembre y el 3 de enero) 180 mm y 115 en Tandil. Allí, recién comenzaban las tareas de recolección con resultados muy variados. Según el impacto de las heladas, se obtenían entre 45 y 60 qq/ha.
En el núcleo triguero de Tres Arroyos se destaca que hubo una cola de tornado. Entre los fuertes vientos y el granizo de gran tamaño se afectó una gran área. Aún no es posible cuantificar pero ha sido situada entre Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Tres Arroyos. Fueron arrasados lotes en los que se esperaba una producción de trigo de 50 a 70 qq/ha.
 

Faltan aún por cosechar en Buenos Aires el 44% del área triguera. Aparte de las pérdidas de áreas que por excesos o granizo no puedan recolectarse, acechan los problemas de calidad. 
Las lluvias producen el efecto “lavado de los granos”, bajando el nivel de la proteína y el peso hectolítrico, con la amenaza de que la mercadería quede fuera del estándar de comercialización. Numerosos lotes de trigo cosechados antes de las lluvias indicaban un nivel de proteína del 12%, mientras que los que se recolectaron después marcaron un 9 y hasta un 8%. Esto produce pérdida de bonificaciones y aplicaciones de descuentos a la hora de la comercialización. 
Pero tambien hay un efecto positivo que dejan las lluvias en estas áreas. Las siembras que se hagan con maíz o sojas de segunda tras la cosecha se encontrarán con perfiles llenos de agua, “cómo si el trigo no hubiese estado” y partirán con un excelente potencial de producción.