29/04/2024

Chicharrita y spiroplasma: el mejor aliado para combatir a la enfermedad del maíz y qué se puede hacer de ahora en más

El spiroplasma está presente en la Argentina desde los años ’90, pero estamos atravesando la mayor epifitia (equivalente a una epidemia, pero de plantas). AGROFY NEWS - 27/04/2024
 

En momentos en que hay mucha preocupación en el campo por el avance de spiroplasma, es importante repasar la amplia información disponible sobre la enfermedad y su vector, lo que permitirá entender su comportamiento, frecuencia y distribución histórica. Así, estaremos preparados con soluciones de cara a la próxima campaña. 

Esta enfermedad (en realidad un conjunto de patógenos) está presente en la Argentina desde los años ’90. Hoy estamos atravesando la mayor epifitia (equivalente a una epidemia, pero en plantas) de los últimos 34 años, una situación anormal que nos lleva a pensar que hay una baja probabilidad de que se repita con esta magnitud.

De todas formas, el actual escenario nos obliga a mirar en detalle qué fue diferente en esta campaña para evaluar si se puede repetir esa situación. 

Spiroplasma: entendiendo a la enfermedad

Para que una enfermedad se desarrolle deben existir tres elementos: el individuo susceptible (en este caso el cultivo de maíz), la enfermedad en si misma (spiroplasma) y las condiciones ambientales favorables para que el vector que la transmite (la chicharrita) se propague.

La “chicharrita” se alimenta del contenido del floema, algo así como una cañería de la planta que transporta la savia elaborada. A la vez que pica la planta para succionar su alimento, inocula las bacterias y los virus que tapan el floema impidiendo que la salvia elaborada vaya hacia las raíces y las espigas. Esto provoca que estas últimas se reabsorban, cortando el llenado de los granos y ocasionando una muerte anticipada de la planta. 

El periodo de mayor susceptibilidad para el maíz es desde la emergencia hasta V8, pero algunas experiencias más recientes en Brasil sugieren proteger los materiales más susceptibles hasta V12 (12 hojas). Cuanto más temprano es infectada una planta, más fuertes son los síntomas y la afectación del rendimiento.

Un dato importante es que cuándo la chicharrita adquiere el patógeno permanece infectado toda su vida, aumentando sus chances de transmitirlo a otras plantas. 

Chicharrita: entendiendo al vector

La chicharrita pone entre 200 y 400 huevos y pasa todo su ciclo en el maíz, aunque puede sobrevivir en otras especies pasando varios días sin alimentarse. 

Vive entre 45 y 60 días, y tiene una mayor frecuencia de aparición en el norte argentino, donde puede lograr más generaciones por año. Esto es porque existen lugares donde no se corta el ciclo del cultivo de maíz, la intensidad y frecuencia de las heladas son menores, y hay más días con temperaturas entre 26 y 28 grados que aceleran su reproducción. 

Vuela alrededor de 20 km, favoreciendo su diseminación, lo que plantea el desafío de encarar un trabajo conjunto y colaborativo entre los productores de una misma región para poder combatirla. 

El mapa del spiroplasma

Investigaciones locales permitieron armar un mapa según la mayor o menor probabilidad de diseminación del vector (chicharrita) y la enfermedad (spiroplasma), que se divide en las siguientes regiones:

  • La tropical y la subtropical: del límite norte con Bolivia y Paraguay hasta la latitud 28, donde la chicharrita puede superar las cinco generaciones por año en la región más al norte, y hay una alta prevalencia de la enfermedad.
  • De transición: de la latitud 28 a la 31/32, norte de Córdoba, centro de Santa Fe y norte de Entre Ríos. Las poblaciones de vectores se desarrollan durante el verano y pueden sobrevivir durante todo el año, pero solo cuando los inviernos son suaves. 
  • Ocasional: abarca la Zona Núcleo, al sur de la latitud 32. Se puede ver alguna planta afectada en las siembras más tardías, donde el vector aparece esporádicamente en baja densidad poblacional y más tarde.

¿Qué pasó en esta campaña con la chicharrita y el spiroplasma? 

En la zona de transición, las heladas fueron de baja intensidad que sumado a las altas humedades de primavera y verano favorecieron la reproducción del vector. 

En tanto, la extrema sequía dejó muchos lotes sin cosechar y provocó dificultades en la trilla, con granos que quedan en el campo generando muchas plantas voluntarias (conocido como maíz guacho). 

También influyó el mayor escalonamiento de las fechas de siembra.

Esto nos lleva a pensar que la sumatoria de estos factores permitieron una expansión mayor de lo normal del vector. Hipótesis que guiarán muchas de las investigaciones buscando soluciones que permitan predecir la enfermedad y seguir calibrando las prácticas de manejo a futuro. 

Un dato alentador es que para la campaña actual se prevé un invierno dentro de los valores normales de temperatura, lo que debería aliviar la situación en la zona de transición. Hay que tener en cuenta que el vector muere con temperaturas de 2 grados durante tres días seguidos, o si las mismas llegan a 0 grado. 

Cómo abordar la problemática de la chicharrita y el spiroplasma

Para abordar la problemática de la chicharrita y el spiroplasma, es clave apelar a un manejo integral teniendo en cuenta distintas herramientas:

Evitar la reproducción y diseminación del vector

Es el recurso de mayor peso significativo en el manejo, podríamos hablar de un 50%. Hay que lograr un manejo exitoso de los barbechos, apuntando a maximizar el control de las plantas voluntarias, buscando generar un vacío sanitario (sin cultivo de maíz en el lote) de 90 días. Esto es fundamental en aquellas regiones donde la probabilidad de heladas es menor. (Tropical, Subtropical y de Transición).

Para esto de debe apelar a la inclusión de insecticidas en los barbechos, el monitoreo y aplicación en cultivos de servicios o todo lugar en donde el vector se refugie. Esto último está sujeto a la zona en la que estamos porque, como ya planteamos, el frío debería hacer su trabajo en la region que definimos como Ocasional.

Otro punto importante, de manejo zonal o regional, es evitar el escalonamiento de fechas de siembra, principalmente en la región tropical y subtropical, sorteando las siembras de fines de invierno y primavera. La idea es que la chicharrita no encuentre dónde reproducirse de manera anticipada. 

Elección del germoplasma

Sumado a la elección de fecha de siembra puede aportar un 30% al control de la enfermedad, considerando el comportamiento del germoplasma actual. Es importante seleccionar híbridos con mayor tolerancia, que hoy está dada principalmente en materiales tropicales. Sin embargo, este tipo de germoplasma suele presentar un rendimiento potencial menor y mayores problemas agronómicos. Con lo cual esta debería ser una estrategia defensiva para las regiones Tropicale y Subtropical, vinculada a cerrar las siembras en las fechas más tardías que podrían estar expuestas a mayores densidades de chicharritas.

Hay que recordar que los maíces tropicales requieren densidades de siembra más bajas y hay mayor probabilidad de tener que anticipar la cosecha debido a los riesgos de quebrado y vuelco.

Control químico

Podría contribuir entre un 10 a 20% al combate del problema, considerando los tratamientos de semillas y aplicaciones sobre el cultivo. En el caso de las semillas, los principios activos utilizados actualmente ayudan al control poblacional del vector, pero existen líneas de trabajo vinculadas a revisar las dosis actuales y el impacto de éstas en la efectividad de control y la calidad de semilla. De todas formas, la mayor eficacia de estos tratamientos se da en las fases iniciales de emergencia hasta v2. 

En cuanto a la protección sobre el cultivo ya existen los primeros productos registrados. Se trata de herramientas ya utilizadas en Brasil y Paraguay como por ejemplo el Verdavis, además de otras moléculas en vías de registro. Calibrar las dosis, momento y forma de aplicación, además de buscar un manejo zonal más que local, son fundamentales para que este factor sume dentro del manejo integrado. El monitoreo y control se deben intensificar hasta V8 y continuar con aplicaciones más espaciadas hasta V12.

Sin soluciones mágicas para la chicharrita y el spiroplasma

Es esperanzador ver que en Brasil el área de maíz sigue creciendo a pesar de que el spiroplasma se manifiesta con una mayor frecuencia y distribución. 

Pero un punto importante es no retroceder en todo lo aprendido. En sus inicios, en la siembra de maíz en el norte los materiales tropicales eran preponderantes. Gracias a los avances en biotecnología y en genética, la introducción de materiales templados fue ganando espacio por las mejoras significativas en estabilidad y potencial de rendimiento. Además, solucionaron muchos problemas agronómicos como vuelco y quebrado. Hoy estos materiales ocupan más del 95% área. 

Por eso, es probable que la solución este en el medio, buscando un mayor porcentaje de inclusión de materiales tropicales en la región norte del país, pero manteniendo las jerarquías de selección de un hibrido templados en zona núcleo. En esta región debemos seguir priorizando el potencial de rendimiento y la tolerancia a enfermedades más prevalentes de esa zona, como la roya. 

Finalmente, además del manejo integrado, será clave trabajar con una estrategia zonal para potenciar los efectos del control.