Con más de un 20% del maíz cosechado a nivel nacional, el Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola (SIMA), una AgTech rosarina que está presente en 8 países de América Latina y cuenta con más de 8,3 millones de hectáreas monitoreadas, analizó el impacto de la plaga de chicharrita en la Argentina. En el estudio, se confirma el avance de la plaga desde el NOA hacia la región núcleo y central. A su vez, en el 11,32% de las campañas de maíz de segunda de los usuarios de SIMA, se detectó su presencia. AGROVERDAD - 14/05/2024
Hay más datos: según el trabajo, el 75% de las campañas donde se registró la adversidad, pertenecen a siembras de segunda o tardías, “pero no existe fuerte correlación entre la presencia de chicharrita y las estimaciones de rendimiento que los usuarios hicieron a campo”, sostienen en el reporte.
La “chicharrita” (Dalbulus maidis) representa una de las principales plagas del cultivo de maíz en zonas tropicales y subtropicales, que se ha expandido en las últimas campañas desde el norte del país a regiones edafoclimáticas menos predisponentes para su radicación. La enfermedad “Spiroplasma kunkelii” o “Achaparramiento del maíz”, que transmite esta plaga, es una de las más dañinas para el cereal, ya que afecta significativamente su producción y rendimiento.
La chicharrita ataca al cultivo en etapas tempranas pero la enfermedad se expresa en estadíos más avanzados, y existe fuerte correlación entre severidad e incidencia frente al rendimiento (-0.67 y -0.64 respectivamente). A mayor nivel de severidad o incidencia, menor es el rendimiento estimado. A su vez, la severidad tiene un mayor impacto en el rendimiento que la incidencia, y existen diferencias en el comportamiento de los diferentes híbridos frente a la enfermedad.
Cómo se expandió
“El primer registro de chicharrita fue el pasado 4 de enero en la región del NOA, con una propagación hacia el sur del país durante los meses restantes del verano para llegar finalmente a las provincias de Santa Fe, el norte de Buenos Aires e incluso Entre Ríos”, detallan desde SIMA.
De acuerdo a su base de datos, la chicharrita tuvo su mayor presencia sobre los maíces de segunda y tardíos sembrados en las últimas semanas del año 2023 o las primeras del 2024.
Como se indicó anteriormente, los datos arrojan la detección de chicharritas en un 11,32% de las campañas de maíz de segunda; mientras que el 75% de las campañas donde se registró la adversidad pertenecen a siembras de segunda o tardías. Asimismo, las plantas infectadas pueden presentar diversos síntomas y malformaciones en su desarrollo y reproducción que terminan por impactar en la productividad del cultivo causando pérdidas de rendimiento superiores al 70%.
Transmisión, esa es la cuestión
Los datos recolectados por los usuarios en la plataforma de la AgTech, confirman el hecho de que el principal riesgo de la plaga no es su presencia ni su abundancia, sino lo que ella transmite. La chicharrita funciona como vector de la enfermedad Spiroplasma y puede ocasionar infestaciones durante toda su vida.
“Es por ello que la probabilidad de transmisión se incrementa con el aumento poblacional y uno de los principales métodos de manejo es el control del tamaño de las poblaciones de individuos para lo que se debe ser eficientes en la realización de monitoreos precoces”, esgrimen.
“Analizando la información de la distribución de lotes con presencia de Chicharrita (puntos verdes) y lotes registrados con presencia de Spiroplasma (puntos rojos), resulta llamativo la concentración de la enfermedad en la región central del país; concentración que copia a la perfección la distribución de los lotes con maíces de segunda o tardíos”, indican desde la AgTech.
Chicharrita, Spiroplasma y estadíos
“Tal como lo indica la bibliografía, el equipo de data science de SIMA ha logrado evidenciar, a través de la base de datos, que la chicharrita del maíz ataca al cultivo en etapas tempranas pero que la enfermedad se expresa en estadíos más avanzados”, sostiene el informe.
Y agrega: “Ambas adversidades registradas en la campaña 2033/24 dibujan una distribución normal donde la chicharrita se detectó en etapas tempranas del cultivo, mientras que spiroplasma se comenzó a ver sobre las etapas reproductivas. Por ello, es crucial detectar a campo las primeras apariciones ya que las infecciones tempranas son las que causan mayores daños”.
Según los registros en SIMA, la primera detección de la enfermedad se dio el 10 de febrero mientras que a mediados de marzo se dieron los picos máximos para Spiroplasma, marcando para el 17 de marzo un 36% de los monitoreos de enfermedades con presencia de la adversidad, en tanto que en la semana siguiente la positividad fue de más del 50%.
“Como se puede observar en el gráfico, sobre una base de monitoreos en 40 lotes diferentes que detectaron Spiroplasma, se desprende que existe una fuerte correlación entre las variables frente al rendimiento, de -0.67 y -0.64 tanto para la severidad como para incidencia respectivamente. De la misma manera, ambas correlaciones son negativas, lo que demuestra que, a mayor nivel de severidad o incidencia, menor es el rendimiento estimado”, se detalla.
Por su parte, las ecuaciones de regresión (Severidad: 6.680 -53.02x; Incidencia: 7.301 -44.67x) afirman que la severidad tiene un mayor impacto en el rendimiento que la incidencia.
“En cuanto a la elección del híbrido -una de las estrategias de manejo para el control de esta enfermedad- el análisis no permite llegar a conclusiones irrefutables por falta de un mayor número de N. No obstante, se puede arribar a que existe una diferencia en el comportamiento de los diferentes híbridos analizados” finaliza el informe.
Fuente: SIMA