“La soja sigue siendo clave, pero pierde fuerza frente a la elección de las gramíneas. También resurgieron otros cultivos, como el girasol, que avanza especialmente en el noroeste bonaerense y en el sudeste cordobés; y, en menor medida, el sorgo”, destacó la BCR.
En cuanto al girasol, la entidad estimó una buena campaña, ya que los productores de suelos más restrictivos parece que seguirán apostando al girasol. “Las razones son alta tolerancia a la sequía y cosecha temprana en febrero,
lo que permite aprovechar la recarga otoñal y sembrar cultivos de cobertura o trigo en la campaña siguiente”, explicaron los técnicos de la BCR.
Por último, resaltaron que tiene la ventaja de contar con ingresos financieros anticipados y rendimientos estables. “La renta del girasol en campo propio es de
219 US$/ha, con rindes promedio de 20 quintales. En campo alquilado, ese margen baja a 60 dólares, pero sigue siendo positivo y atractivo para productores que buscan cuidar la inversión y reducir riesgos”, mencionó la BCR.
También, explicó que, en comparación con una soja sembrada en ambientes restrictivos, donde los rindes no superan los 30 quintales por hectárea,
deja un margen neto de 154 US$/ha en campo propio. Sin embargo, se vuelve negativa en campo alquilado, arrojando una pérdida de 15 dólares por hectárea
