15/11/2013

Seis compromisos de mejora en la ruta de la agricultura sustentable

Cultivos más eficientes, recuperación de tierras degradadas, aumentar la diversidad, entre los objetivos. LA VOZ.

Por Carlos Petroli | cpetroli@lavozdelinterior.com.ar | Enviado especial a Buenos Aires0
“The Good Growth Plan”, la iniciativa mundial de Syngenta con seis compromisos específicos para el fomento de la agricultura sustentable –a ejecutar en alianza con ONG, productores y entidades gubernamentales– concretó su desembarco regional.

Definiciones cargadas de autocrítica, en particular sobre las falencias en comunicar los beneficios de las tecnologías y su impacto en la agenda de la seguridad alimentaria y en el uso de los recursos afloraron durante la presentación en Buenos Aires para Latinoamérica Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay).

También demandas directas hacia los productores, relacionadas con las buenas prácticas (se confunde al agroquímico con la forma en que se aplica; el buen uso de la tecnología permite al agricultor ser más sustentable, se dijo).

Todo para llegar a una prospectiva y compromisos enfocados a resolver los dilemas que enfrenta la comunidad en asuntos de biodiversidad, buenas prácticas, inocuidad.

Dilemas

“La agenda de la food security (seguridad alimentaria) contiene un dilema importante: nosotros nos hemos preparado tecnológicamente, hemos sido muy buenos en comunicar a los productores agropecuarios las bondades de la tecnología, pero no lo suficientemente buenos en demostrarle a la sociedad lo que esa tecnología trae. Percibimos que la sociedad no tiene un grado de aceptación suficiente. Es como tener el producto adecuado y una sociedad que parece reclamar otra cosa”.

La confesión, rodeada de otros argumentos, pertenece al argentino Antonio Aracre, director general de Syngenta para Latinoamérica Sur.

El contexto estuvo acorde, ya que se trató de la presentación de una iniciativa mundial dirigida a aportar soluciones en conjunto con ONG, productores y entidades gubernamentales.

Construir consenso

Pero Aracre no sólo lanzó la pelota al propio campo de las empresas de insumos y de los productores; llamó al conjunto social para construir consenso en torno de varios dilemas: cómo hacer para producir más con menos tierra, agua e insumos; cómo lograr que haya menos migración desde las áreas rurales a las urbanas; como alcanzar la meta de que todos los países logren el autoabastecimiento de comida.

“Las empresas tendrán un rol más importante. ¿La sociedad las apoya? Queremos ser protagonistas en aumentar la seguridad alimentaria, de manera sustentable. Tiene que haber un cambio de paradigma en la aceptación del uso de la tecnología”, opinó el directivo.

La Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid), a través de su proyecto de agricultura certificada, se cuenta entre los actores asociados. “Las situaciones de monocultivo no surgen de un capricho del productor o de un deseo destructivo para su beneficio económico, sino de las políticas vigentes. En los próximos años tendremos que interactuar para que desde el Congreso salgan leyes que apuntalen un sistema de producción más sustentable, donde haya una mejor participación de otros cultivos y no sólo el de soja”, señaló el titular de Aapresid, César Belloso, en diálogo con La Voz del Campo .

Alertas

El auditorio pudo refrescar algunas alertas: en el estrechísimo tiempo de un segundo, la tierra pierde el equivalente a un campo de fútbol para establecer un cultivo. En un lapso algo más holgado, de 24 horas, el planeta agrega 200 mil nuevos habitantes. Pero hay un problema: cada día, 870 millones de personas se van a dormir con hambre, y muchos de ellos son niños.

En paralelo con estos retos de la seguridad alimentaria emergen demandas relacionadas con la preservación del ambiente, los modelos de producción, el fortalecimiento de las comunidades rurales o el uso eficiente de los recursos naturales. Y junto con ellos, las controversias sobre el aporte de las agrociencias, las tecnologías, su implementación e impacto en diferentes niveles.

The Good Growth Plan (el plan del buen crecimiento) refleja la visión de Syngenta acerca de que la productividad agrícola necesita mayor eficiencia para ser capaz de alimentar a una población mundial que se acercará a 10 mil millones de personas en 2050.

Al mismo tiempo, las tierras cultivables se ven cada vez más degradadas a causa de la urbanización y la erosión de los suelos, mientras que los recursos hídricos sufren una enorme presión. A su vez, las comunidades rurales, responsables de la producción de alimentos, resultan víctimas de una creciente pobreza.

Seis compromisos

En algunos puntos, la iniciativa de la multinacional europea se emparenta con los objetivos enunciados por otros jugadores globales de la biotecnología. Así, contempla objetivos productivos y ambientales. Pero también resulta muy ambicioso el eje social, que pone el foco sobre pequeños productores, comunidades y trabajadores rurales.

De acuerdo con su plan global, en Latinoamérica Sur –territorio conformado por Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay– Syngenta anunció estos seis compromisos y metas a escala regional.

Hacer que los cultivos sean más eficientes. Incrementar en 20 por ciento la productividad de los cultivos de soja y maíz, en 15 por ciento la de cereales y en un 10 por ciento la de girasol, sin utilizar más tierras, agua ni insumos.

Recuperar más tierras para cultivos. Mejorar la fertilidad de un millón de hectáreas de campos al borde de la degradación.

Ayudar a que la biodiversidad florezca. Aumentar la biodiversidad en cinco millones de hectáreas de campos a partir de la creación de 50 hábitats para polinizadores.

Fortalecer a los pequeños productores. Ayudar a los pequeños productores a adoptar y mejorar prácticas de rotación de cultivos, a fin de posibilitar el incremento de su productividad.

Ayudar a las personas a mantenerse seguras. Entrenar a 81.600 trabajadores rurales en seguridad laboral.

Cuidar de cada trabajador. Profundizar el programa de stewardship (custodia de productos) para brindar una capacitación de alta calidad, orientada a resultados sobre seguridad laboral agrícola dirigida a trabajadores rurales y al personal médico.

Con estas medidas se apunta a mejorar el entorno productivo y social de los agricultores y a la vez lograr consenso en torno de los aportes de la tecnología en materia de agricultura sustentable y seguridad alimentaria.

Seguimiento
El programa comenzará a implementarse desde el próximo año y será auditado por un agente externo, la ONG Fair Labor Association.

“Estamos elaborando todo el plan maestro, que es complejo porque involucra no sólo las inversiones en tecnología, sino la diagramación de cuáles van a ser los productores referenciados, a los que se les va a ir midiendo el rendimiento sobre un determinado paquete tecnológico año tras año. Esas mediciones serán públicas y transparentes para todos, para que la gente pueda tener todos los detalles sobre lo que está ocurriendo”, dijo Aracre.

Respecto de las alianzas con otras compañías, gobiernos y sectores específicos, el director para Latinoamérica Sur explicó: “Solos no podemos hacerlo y las alianzas son fundamentales. El plan es una iniciativa de Syngenta, pero la tenemos que hacer propia en la industria también. Además, hay ciertos temas que son de la industria y que si los resuelve sólo nuestra compañía vamos a dar un paso, pero no será completo, sino que será un paso apenas necesario para movilizar algo”.