04/04/2014

¿Qué significa comprometerse con las buenas prácticas?

Las buenas prácticas no tienen que ver sólo con el manejo de insumos y maquinarias. También, con los recursos humanos y el respeto de las leyes. LA VOZ
 Por Carlos Petroli0

En los tiempos que corren, hay mucho por hacer tranqueras afuera, pero “la caridad y los deberes empiezan por casa”. Así lo advierten en la primera tarea que se encomendaron desde la Comunidad Agroalimentaria en la provincia.

La red institucional, que se declaró abierta a nuevas participaciones, asomó durante la jornada Trigo Córdoba 2014, y allí sus voceros esbozaron la “visión 2016”: en un par de años, deberán concretar acciones a favor de “una nueva conciencia agroalimentaria”, ligada al compromiso con la producción sustentable y las buenas prácticas, y alcanzar una valoración positiva por parte de la sociedad.

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Productores, asesores, desarrolladores y proveedores de tecnología fueron arrojados en los últimos años a una gran bolsa, y en ella etiquetados en la vereda opuesta de la consigna “cuidamos el campo, cuidamos el mundo” que la flamante red levanta como estandarte.

Durante meses, sus integrantes masticaron este conflicto, que evidenció un nuevo flanco a partir del estallido de la crisis con el Gobierno nacional en 2008 por las retenciones móviles.

La red cordobesa prefiere empezar por casa. Las buenas prácticas agrícolas no tienen que ver sólo con insumos y maquinarias, advierten. “Cuando hablamos de buenas prácticas, estamos diciendo muchas cosas: sí al empleo formal; sí a todas las prácticas que aseguren la buena salud de los trabajadores, de las personas de las poblaciones vecinas y de todos los consumidores de agroalimentos”, reflexiona el productor Raúl Arinci, uno de sus voceros.

En la misma lista agrega otros ítems: condiciones dignas de trabajo para los trabajadores; capacitación permanente de todos los involucrados en los procesos productivos (para lograr el desarrollo de las personas).

La enumeración sigue con una suerte de decálogo que comprende el cumplimiento “irrestricto” de las leyes vigentes. Y un mandato que se relaciona con el cuidado de los recursos: suelo, agua, atmósfera, por la vía de la rotación de cultivos, fertilización balanceada, manejo integrado de plagas, monitoreo de lotes, utilización de fitosanitarios de bajo impacto ambiental.

En la esfera agroindustrial, los deberes se relacionan con las buenas prácticas de manufactura en cada una de las cadenas. Y, en el plano social, involucrarse en las comunidades para colaborar en su desarrollo y en la solución de problemas.

Detrás de este ideario se anota un voto por el dialogo constructivo, que permita avanzar hacia un país inclusivo y con oportunidades para todos. Así, el manual de las “buenas prácticas” agrega un largo etcétera, con decisiones que en la mayoría de los casos “empiezan por casa”. Para esta red, estimular la toma de conciencia sobre la responsabilidad social y ambiental marca el primer paso.