04/10/2016

“Lomas de burro”: un caso ejemplar de cómo frenar la problemática de erosión de suelos

En contraste con otra noticia publicada en esta misma página –la sanción a un productor por provocar erosión eólica en el sur cordobés- la Sociedad Rural de Jesus María divulgó los trabajos de sistematización de su campo realizado por uno de sus socios “históricos” en el Norte de Córdoba, con los cuales contrarresta los efectos de los problemas de erosión hídrica en la región.

“En el marco del manejo integral de cuencas que viene llevando adelante la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia, el Cr. Luis Castillo tomó una decisión inteligente: ejecutar obras de ingeniería en su propio establecimiento. Miembro histórico de Sociedad Rural de Jesús María, el productor apostó a dar el ejemplo, mediante la construcción de terrazas, lagunas de retención y un manejo sistematizado lote por lote”, ilustró la entidad a través de una nota que redactó su área de Prensa.

Situado en Estación General Paz, su campo se encuentra en plena zona de pendientes y ha sufrido los excedentes hídricos de los últimos años. “La única forma de empezar a administrar los sobrantes de agua es ejecutando obras campo por campo, lote por lote, que demoren el agua y la hagan infiltrar”, comentó el Ing. Agr. David Torre, proyectista contratado por el Castillo.

“Loma de burro”
“Las curvas de nivel que estamos realizando lote por lote, en el campo de Castillo, van a mostrar su funcionalidad en las lluvias de este verano”, explicó Torre, quien supo ser el primer director de Conservación de Suelos de la Provincia en el año 1992.
Según el especialista, tales obras servirán para demorar el agua, dándole el tiempo necesario para que infiltre. “Una loma de burro que se construye en la ruta logra frenar la velocidad de los autos. Del mismo modo, una loma de burro construida en el campo, permite frenar el agua y demorarla”, ejemplifica.

Microembalses y lagunas deretención
De manera simultánea a las curvas de nivel, Torre recomienda otro tipo de trabajos al interior de los campos, en este caso para retardar las grandes correntadas de agua. “Se trata de pequeños diques temporarios, que cubren 2 hectáreas promedio. Cuando llueve, suelen llenarse en 4, 5 horas y vaciarse a las 20, 22 horas”.

Para el técnico resulta fundamental que los microembalses puedan desagotarse en ese tiempo, a los fines de mantener su función amortiguadora. “Lo que necesitamos es que esas lagunas estén vacías al momento de que se avecinen nuevas lluvias”, apuntó.

En el campo de Castillo se emplazaron una serie de microembalses, que frenaron las grandes escorrentías de este año. “Hay una curiosidad importante en este campo. Logramos hacer un microembalse que achicó el tamaño de una alcantarilla del ferrocarril, para que retenga más agua todavía”.

Las rotaciones
Más allá de optimizar la rentabilidad del campo, el técnico sostiene que es necesario que los productores hagan un buen manejo de los suelos para lograr una mejor infiltración del agua. “Hay que darle mayor esponjosidad al suelo a través de un manejo agronómico. Sembrar cultivos que lo beneficien y hacer las rotaciones correspondientes”, precisa.

En ese sentido, sería conveniente emplazar el paquete completo y concebirlo como una inversión a largo plazo. Es decir, apuntar a la sistematización de los predios, mediante terrazas, microembalses, rotaciones y un buen manejo del suelo. “Una cosa es hacer obras para que el agua infiltre y otra cosa es hacer obras para parar la correntada y demorarla”, finalizo Torre.