17/12/2012

Aulas pegadas a los campos

Un recorrido de este diario por zonas rurales del departamento Totoral, en cercanías de Cañada de Luque, detectó evidencias de fumigaciones en campos pegados a las escuelas. LA VOZ.

En el paraje Los Algarrobitos, la escuela Luis Vaca está rodeada de campos con cultivos extensivos. Sergio Santa Cruz, su director, fue paciente oncológico hasta 2007, después de que en 2002 le extirparan un tumor. “En la historia clínica dejaron sentada que era una persona que vivía en zona rural porque ese año se habían sucedido los mayores casos de linfomas allí, sobre todo en pueblos muy chicos”, señaló.
La principal queja es que las aplicaciones de agroquímicos se realizan sin supervisión. No hay una autoridad que verifique si las condiciones de temperatura, viento y humedad son las adecuadas para fumigar. Hace poco, María Isabel Rongo, directora de la escuela Subalférez Guillermo Nasif, del paraje Campo Columbo, constató que estaban fumigando en un campo vecino en horario de clases. “Al otro día estaban haciendo gimnasia los chicos en el patio y tuve que salir a decirles que entraran porque andaba una máquina fumigando. Si ven que está la bandera izada, deberían saber que estamos en clases”, dice.
Cambio de mentalidad
 “El campesino debe instruirse muy bien sobre los alcances de la legislación. Si así fuese, no estaríamos movilizándonos en defensa de la salud y de la vida. Le digo al productor que respete las leyes y no vamos a tener motivos para hacer reclamos”, explicó Omar Toledo, quien forma parte de Docentes de Escuelas Fumigadas. Desde ese grupo impulsan la creación de zonas de resguardo ambiental de 2.500 metros alrededor de las escuelas rurales. Allí se busca promover la agricultura orgánica que no necesita agroquímicos. “Nuestro objetivo es preservar la salud, adelantarse a los hechos, porque el daño ambiental está”, opinó Toledo.