19/03/2013

Ahora, comunicar a lo urbano

POR JUAN CRUZ JAIME DIRECTOR EJECUTIVO DE CASAFE. CLARÍN.

El autor plantea que uno de los desafíos del agro es comunicar con responsabilidad, y sin demonizaciones, el aporte de las tecnologías de agroquímicos, como conocimiento científico aplicado a la producción, al desarrollo de la agricultura y la economía argentina. Y, además, su relevancia mundial para enfrentar el rápido crecimiento de la demanda alimentaria.

Los fitosanitarios tomaron una envergadura mediática inusitada en los últimos tiempos. Admirados y demonizados por igual, lo cierto es que nos encontramos ante un instrumento clave para potenciar un alimento proteico más rendidor en las próximas décadas, capaz de dar de comer a un mundo que en 2050 será habitado por 9.000 millones de personas.

El desarrollo de este fenómeno no hubiera sido posible sin las grandes inversiones en investigación y desarrollo que llevan adelante las firmas líderes en insumos agrícolas, conscientes de su responsabilidad moral de aportar comida a un planeta en expansión.

Por ejemplo, cada año en China unos cuarenta millones de habitantes -la población actual de la Argentina- pasan de la clase baja a la clase media, exigiendo más y mejor calidad alimentaria.

Las empresas de fitosanitarios trabajan cada día para un mundo sin hambre. Y su tarea se vería mejor resguardada si los marcos jurídicos nacionales fomentaran la vigencia plena del derecho a la propiedad intelectual, el uso responsable de estos productos, las buenas prácticas agrícolas y el reciclado de los envases.

La innovación y la inversión están estrechamente ligadas a la institucionalización de estos aspectos y, de lograrse, no dudamos que el salto cuali-cuantitativo será sustantivo.

Precisamente, esta tecnología aplicada a la producción agropecuaria es la base de la recuperación, el crecimiento y el bienestar de nuestra Argentina, dolida por sus crisis recurrentes pero también llena de potencial. En la agenda productiva, hay metas perfectamente alcanzables que transformarán nuestra realidad económica y que deben ser proclamadas como objetivos nacionales.

Las empresas que conforman la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) están comprometidas a trabajar en esas metas, y estamos preparados para seguir apuntalando el crecimiento.

Estamos convencidos de que sólo puede alcanzarse el éxito en los difíciles y sobreprotegidos mercados internacionales de productos agrícolas con la incorporación constante de tecnología, apuntando a dotar al productor agropecuario de las herramientas de punta para que su competitividad sea cada vez mayor.

En otras palabras, es estratégico seguir profundizando la inserción del agro argentino en la economía del conocimiento.

A todo ello agregamos que este desafío requiere, sobre todo, un importante esfuerzo de comunicación: los temas del agro y su tecnología no deben estar confinados a suplementos o programas especializados de las cadenas agropecuarias, sino abrirse a la comprensión del ciudadano común. En realidad, tienen que ser temas de toda la sociedad en su conjunto.

Debemos lograr que los habitantes de zonas urbanas, hoy alejados de nuestra problemática, conozcan la importancia de todo el paquete tecnológico de los agroquímicos, para su propio bienestar y para la seguridad del campo.

Esta es, tal vez, la parte más importante de nuestro desafío y lo que dará mayor sustentabilidad en el tiempo a las políticas que impulsa un sector clave de la economía argentina.

En la actualidad, la gran meta está en saber llevar a los grandes núcleos urbanos el mensaje de todo lo que se está trabajando en el campo, esa gran fábrica a cielo abierto para evitar que las hambrunas vuelvan a ser un problema recurrente de la humanidad.

Debemos explicar a las amas de casa y a los niños en las escuelas de las ciudades que la leche no sale de la heladera, sino de un proceso productivo que da trabajo a miles de argentinos, y que la soja no es una entelequia abstracta, sino el reaseguro de su comida de mañana.

Así, la comunicación se convierte en uno de los aspectos fundamentales para concientizar al gran público sobre el valor básico en su mesa.

Una hectárea de soja tiene proteína para alimentar a una buena parte de la población argentina, y esa es una buena noticia que no podemos dejar de difundir.