“Es importante normar con fundamentos científicos, objetivos y probados”, se dijo en la reciente Jornada sobre Buenas Prácticas en la Aplicación de Fitosanitarios realizada en el Aerodrómo de Juárez Celmán, a una decena de kilómetros de la ciudad de Córdoba. Si por ejemplo, en Tucumán se aplicara un área de prohibición para la utilización de agroquímicos de 500 metros de las áreas pobladas, debiera dejarse de hacer agricultura en esa provincia. Imáginese lo que una restricción de 1.500 o 2.000 metros representa en la provincia de Córdoba.
No es que se esté defendiendo que se pueda pulverizar con cualquier agroquímico y de cualquier manera en cercanías de los pueblos, sino una convocatoria a la racionalidad de muchos intendentes y concejales inclinados a normar bajo supuestos conceptos de protección del ambiente y la salud de los pobladores. Sin tener en cuenta sus consecuencias pero, por sobre todo, sin “fundamentos científicos, objetivos y probados”.
En el país se cuenta con un documento que debiera ser de consulta obligada, las Pautas sobre Aplicaciones de Productos Fitosanitarios en Areas Periurbanas, producidas por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación después de un meticuloso trabajo. Esas pautas prescriben limitaciones de 100 metros para las aplicaciones terrestres y de hasta 200 metros para pulverizaciones aéreas que, incluso, pueden reducirse.
PARA ACCEDER AL DOCUMENTO COMPLETO, HACER CLIC AQUÍ.
Certificando certezas
La Jornada en Juárez Celmán fue organizada por los Ministerios de Agricultura y Ganadería de Córdoba y de la Nación y tuvo por propósito certificar la certeza de esas Pautas.
Participaron muchos intendentes y consejales de pueblos a los cuales se demostró que las pulverizaciones de agroquímicos, respetando “buenas prácticas”, utilizando técnicas o dispositivos adecuados y el producto apropiado, no provocan derivas peligrosas para los habitantes de las áreas urbanas o periurbanas. Se haga el trabajo con máquinas terrestres o aviones agrícolas
Cuando las cosas se hacen bien
La máquina terrestre pasó a una cortísima distancia de dónde los asistentes se habían reunido para presenciar la demostración. La aplicación se hizo a la perfección, sin que el líquido (para la prueba sólo se uso agua) llegara siquiera a arrojarles alguna gota sobre los zapatos. También las pulverizaciones de un avión agrícola, que voló a unos pocos metros de la concurrencia, se efectuaron con precisión. La aeronave hizo tres pasadas, a 40, 60 y 80 metros del lugar en que se encontraba el público. La deriva máxima de las pulverizaciones aéreas “no pasó de 20 metros”, conforme pudieron constatar los presentes en las tarjetas hidrosensibles que se colocaron en el terreno.
La jornada –como se apuntó antes- estaba planteada para esclarecer “in situ” acerca de las “Pautas sobre aplicaciones de Productos Fitosanitarios en Areas Periurbanas”, documento aprobado en 2013 por el Ministerio nacional luego de un amplio y profundo trabajo consensuado entre organismos públicos y entidades privadas.
100 y 200 metros de protección
Esas Pautas, establecen como “zona BUFFER o de amortiguamiento” (de protección) para la aplicación de agroquímicos en las superficies adyacentes a zonas pobladas, una distancia de 100 metros para las aplicaciones con máquinas terrestres y de 200 metros para las aéreas.
“Estas distancias recomendadas se podrán reducir a partir de la evaluación que realice el profesional actuante, en consideración a la tecnología disponible, las condiciones climáticas y el producto fitosanitario empleado”, puntualizan también las mismas Pautas.
La ingeniera Lucrecia Santinoni, Directora de Producción Agrícola y Forestal del Ministerio nacional, le señaló a AGROVERDAD que el punto referido a las distancias fue el de “más fuerte contraste” respecto a otras ideas que circulaban en torno al tema. “Estuvimos más de un año trabajando para, con argumentos científicos, con técnica probadas no solo a nivel nacional sino también internacional, con datos reales, definir distancias”, apuntó. Aunque todo “comienza por observar buenas prácticas agrícolas”.
VER Y ESCUCHAR VIDEO, HACER CLIC AQUÍ.
Finalmente se acordaron 100 y 200 metros, aún cuando podrían haberse dispuesto distancias menores a esas. Contó que en Inglaterra la limitación es de 30 centímetros respecto a espejos de agua. “Nos pareció demasiado chocante (en la Argentina) y que iba a ser un punto de discusión eterna si disponíamos 30 centímetros y entonces acordamos estas distancias que nos dejan perfectamente cubiertos en cuanto a seguridad de las aplicaciones y tranquilidad de las poblaciones”.
Ni a un centímetro de una casa
El ingeniero Rubén Massaro, del INTA Oliveros, experto en Protección Vegetal y Tecnología de Aplicación, convocado para que dirigiera la demostración con la pulverizadora terrestre, destacó que estaba equipada con “una pastilla antideriva, con sistema Venturi, de aire inducido incorporado, por lo cual las gotas salen como si alguien las chupara desde abajo y van directamente al suelo, no quedan flotando”.
“El sistema Venturi nos asegura que las gotas no llegarían ni a un centímetro de una casa, mientras el producto no sea volátil”, apuntó. Los “volátiles” que se usan deben ser materia de otra nota. Pero también cabe puntualizar que son una reducida parte de los productos que se emplean y en la Provincia de Córdoba rigen nuevas restriciones para su utilización o directamente prohibiciones.
Seguridad para vecinos y productores
Los funcionarios del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba adelantaron el camino que piensan transitar, en el cual la Jornada fue una suerte de hito. “Debemos trabajar mucho más sobre las buenas practicas agrícolas, porque hacen a la convivencia con la sociedad: hoy tenemos el desafio de contarle a esa sociedad cómo se lleva a cabo la tarea de los productores y técnicos”, señaló el secretario de Agricultura de Córdoba, ingeniero Juan Cruz Molina.
El titular de la cartera agropecuaria provincial, Julián López, ratificó esa línea de acción. “En el año 2015 vamos a desarrollar una fuerte acción de comunicación, para darle seguridad a los vecinos y tranquilidad a los productores”, anticipó. Porque “a la gente le llega mucha informacion que es errónea, que no tiene asidero científico, que sólo quiere generar temor en la gente. Y la gente lo que tiene que saber es que ningún productor quiere causarle daño a ella ni a su propia familia”.