23/09/2019

La agricultura moderna, con otro perfil de proveedores

Polímeros que potencian el uso de nitrógeno y de fósforo ingresan al mercado argentino. Se tratan de nuevos insumos para mejorar los rendimiento y cuidar el ambiente. AGROVOZ

Alejandro Rollán

La producción de granos se encamina hacia un equilibrio en el que rentabilidad y cuidado del ambiente tienen que tener la misma dimensión.
Hacia esa dirección también se conducen los proveedores de insumos, que desarrollan tecnologías para atender ambas necesidades. Pablo Giustetti y Sergio Meloni reúnen una larga trayectoria en compañías vinculadas con los agroquímicos en el mercado argentino. Luego de pasar por empresas como Nitragin y Monsanto, entre otras, ambos son las caras visibles de la flamante filial argentina de Verdesian Life, dedicada al desarrollo de productos para hacer más eficiente el uso de nutrientes.
El perfil de la firma, que en esta campaña hace su desembarco en el país y también en la región, es diferente a las empresas tradicionales que operan en el rubro. Es parte de un fondo de inversión estadounidense que participa en 50 empresas vinculados al agro y a los alimentos con aportes por 2.000 millones de dólares.
Verdesian se constituyó a partir de la compra de seis pymes regionales de tecnología en Estados Unidos entre 2005 y 2012. Todas tenían un denominador común: el uso eficiente de los nutrientes , que hoy se refleja en una oferta comercial de más de 300 productos patentados.
Según Meloni, director de la empresa, el objetivo de la tecnología que desarrolla la compañía apunta a disminuir las pérdidas de los fertilizantes, hacer más eficaz su suministro y que las plantas los usen mejor. Su prestación se enmarca dentro del concepto básico de sustentabilidad y rentabilidad que las agtech vienen desarrollando en los últimos años.
Nueva tendencia
Con la experiencia recolectada en Estados Unidos, donde el balance de fertilización es superavitario (los productores aplican de más, con el riesgo ambiental que ello significa), la empresa llega a la Argentina donde el mercado es lo opuesto. “Apuntamos a hacer más eficiente lo que el productor le coloque al cultivo”, destacó Giustetti, gerente de ventas de la empresa.
Con un plan de negocios a cuatro años, la apuesta inicial es consolidar la tecnología contenida en dos productos estratégicos.
Con más de 150 millones de hectáreas tratadas en los últimos ocho años en Estados Unidos, la empresa ofrece un tratamiento para la urea que ayuda a reducir la pérdida del nitrógeno y a dejarlo con mayor disponibilidad para el cultivo.
Se estima que en el país sólo se tratan con productos similares un total de 10 mil hectáreas, de los ocho millones de hectáreas con soja, maíz y trigo que se fertilizan.
En las evaluaciones a campo realizadas en la última cosecha, la relación costo-beneficio del polímero fue de una inversión de cuatro dólares por hectárea y un retorno en el maíz de 845 kilos adicionales de producción (equivalente a 100 dólares por hectárea), según los números de la empresa.
El otro nutriente al que la tecnología busca potenciar es el fósforo. Su promotor reduce la fijación del nutriente, por la acción del aluminio y el hierro que lo capturan, y hace que el fósforo quede más disponible para la planta.
Regulación
Si bien en Argentina aún no hay una norma que regule la fertilización, en agriculturas donde el suministro de fertilizantes se convierte en un riesgo ambiental para los cursos de agua, la incorporación de insumos para hacer más eficiente su uso es casi obligatoria.
En Francia, por ejemplo, ya no se puede usar urea si no está tratada con estos polímeros.
En Estados Unidos, algunos estados comienzan a exigirlo. Por eso creen sus fabricantes que en Argentina ya hay que estar preparados.