17/01/2012

Sequía: es bajo el uso de seguros y riego

Los productores se cubren más de eventos como granizo y heladas; dicen que se podría utilizar más el agua subterránea para los cultivos. Fernando Bertello | LA NACION

Los seguros agrícolas que incluyen la cobertura contra sequía y el riego artificial, dos herramientas que podrían mitigar el impacto de la Niña -fenómeno que ocasiona pocas lluvias-, tienen una baja adopción en la pampa húmeda, hoy la región más afectada por las escasas precipitaciones.

En la campaña pasada, el 61,2% de la superficie cultivada en el país (en total, se siembran unos 34 millones de hectáreas) fue asegurada. Y más del 90% del mercado fue con coberturas para granizo y adicionales, como heladas, resiembra y vientos.

Sin embargo, las coberturas conocidas como multirriesgo, que incorporan sequías y eventos como inundaciones, todavía son bajas: rondan del 5 al 9% del mercado.

Un motivo que parece explicar esto último es que, a diferencia de países como los Estados Unidos, Canadá, Brasil y España, donde los mismos Estados subsidian las primas, aquí eso no ocurre, los costos se encarecen y las reaseguradoras internacionales entonces son menos proclives a muchas coberturas.

Los seguros multirriesgo apuntan a que el productor pueda recuperar su inversión. "Aseguramos todo el plan de siembra en distintos campos y cultivos", comentaron en el área de seguros agropecuarios de Sancor Seguros.

En general, se garantiza en torno del 70% del ingreso esperado en el plan de siembra del productor.

En Sancor Seguros explicaron que los multirriesgo con sequía se hacen apenas empieza una campaña. No se pueden tomar con el daño ya producido. "El costo en este seguro depende de la zona, pero va del 4 al 8% de la inversión del productor", señalaron en la compañía.

Guillermo Rotger, jefe de riesgo agropecuario y forestal de La Segunda, explicó que mientras en un seguro con granizo se paga por el porcentaje de daño que se observa en un lote o en el campo, para el segundo se toma el rinde promedio de un partido, o el dato que aporta el productor, y se asegura entre el 60 y 70 por ciento. Rotger indicó que hay "conciencia" sobre la importancia del multirriesgo, pero "no hay un ofrecimiento masivo por los límites del reasegurador".

LA ALTERNATIVA DEL RIEGO

Por el lado del riego artificial, en la Argentina se riegan 2,2 millones de hectáreas. Es el 6,5% de la superficie total productiva y gran parte corresponde al riego gravitacional, que se usa en producciones intensivas de frutas, vid y arroz, entre otras.

De esa superficie bajo riego, sólo 450.000 hectáreas corresponden al sistema de pivote, que es mecánico, con un eje y un brazo con cuerpos de riego que giran. Es un sistema que se usa en la pampa húmeda para soja, maíz, trigo, papa, por ejemplo, y en su mayor parte emplea agua subterránea.

Sin embargo, para los especialistas la aplicación de esta tecnología debería ser mayor. "La Argentina tiene mucha agua que no estamos usando. Es agua subterránea y de río que se va al mar. Hay buena disponibilidad de agua en la mayoría de la pampa húmeda", dijo Martín Pasman, de Irri Management Argentina SA, especializada en riego.

Según Pasman, el agua para riego subterránea debe ser de bajo contenido de sales y sodio y abundante, con más de 80 a 100 metros cúbicos por hora. La idea es que para casos como la pampa húmeda el riego sea un complemento de las lluvias y una ayuda importante ante años con sequía para tener estabilidad en los rindes. Pero para el especialista hoy en la pampa húmeda "no hay una cultura de riego". "El productor [de la pampa húmeda] está acostumbrado a que le llueva", dijo. Por ello, en zonas con precipitaciones más erráticas se lo busca incorporar para bajar el riesgo climático.

De acuerdo con Pasman, con facilidades en las líneas de créditos y en los permisos de las autoridades de agua provinciales podría crecer más la tecnología. "A la Argentina le llevó 15 años llegar a 450.000 hectáreas de riego con pivote, y se vislumbra que en cinco años más podríamos llegar a triplicar esa cifra", indicó.

Considerando el equipo, bombas y otros accesorios, la inversión por hectárea en riego va de 1500 a 2500 dólares. Para el Gobierno, el potencial de riego en la Argentina es de 16 millones de hectáreas, casi el 50% de la superficie cultivada.