Coopihanama es la abreviatura de la Cooperativa Agropecuária dos Povos Indígenas Haliti-Paresi, Nambikwara y Manoki, una firma brasilera que siembra 19.000 hectáreas por campaña, beneficiando a más de 2000 indígenas que integran la comunidad.
¿Qué define la identidad de un pueblo? Preguntó Agrofy News Brasil a la indígena Eliane Zoizocaeroce, quien respondió que las raíces de la comunidad no están atadas solamente a la forma de producir.
Eliane es presidenta de Coopihanama y lidera a la empresa agrícola que cuenta con 2 millones de hectáreas cerca de la ciudad de Campo Novo Parecis, en Mato Grosso.
“Si digo que es fácil, estaría mintiendo, pero con planificación y dedicación se puede hacer cualquier cosa. Me encomendaron esta dirección en la Cooperativa. Hoy estoy aquí para cuidar este patrimonio que es de nuestra comunidad”, remarca Eliane.
En la década de 1980, la población original de la región estaba disminuyendo debido a que esta área no abunda en alternativas alimenticias, como pescado o animales de caza. Las personas estaban abandonando sus tierras para encontrar medios de subsistencia.
“Nuestro pueblo, mujeres y niños, sufría incluso de desnutrición. Hace veinte años, no había más de 300 individuos. Si no fuera por la agricultura de aquí, estaríamos diezmados o todos se irían”, agregó Ronaldo Zokezomaiake, expresidente de Coopihanma.
A principios de la década de 2000, decidieron emprender por su cuenta. La alternativa que encontraron fue la agroindustria. "¿Por qué no podemos hacerlo en nuestras propias tierras?", se preguntaron.
La primera experiencia fue con el arroz en 2005. En los años siguientes, las tribus empezaron con soja convencional (sin transgénicos), maíz, frijol y girasol, utilizando las mismas técnicas que cualquier productor agropecuario.
“En unos años, toda nuestra población ha regresado y ya no tenemos hambre ni desnutrición. Si sabemos cómo hacerlo, tenemos que hacerlo. Durante mucho tiempo nos vieron como incapaces. Eso no es verdad. Solo necesitamos una oportunidad para hacerlo bien”, defiende Ronaldo en diálogo con Agrofy News Brasil.
El referente de Coopihanama no está de acuerdo con la idea de que están perdiendo su identidad, porque sin sus propios recursos, la cultura desaparecerá por completo en unos años. De hecho, los antiguos integrantes de la tribu llevaban siglos sembrando, pero utilizando otras técnicas que hoy ya no son viables.
“La agricultura ha sido nuestra religión durante cientos de años. Si no tenemos comida, morimos como cultura y como pueblo. Si usamos ropa o tractores, no perdemos nuestra cultura. Cuando tenemos recursos para ser lo que queremos ser, nuestro lenguaje, rituales y comprensión de la vida permanecerán. Ahora somos más fuertes”, añade.
Las 19.000 hectáreas de cultivo extensivo equivalen a un 1,7% de la superficie del territorio que tienen, además de huertas de subsistencia, otros proyectos agrícolas familiares, así como otras actividades productivas en más de 80 lotes.
“Ocupamos menos del 2% de nuestra área en las 11 unidades productivas y el 98% restante del territorio está totalmente preservado sin ningún tipo de invasión o degradación”, agrega Eliane.
Los procesos de formalización de la producción profesional fueron monitoreados por la Funai (Fundación Nacional del Indio). De todos modos, los cultivos se colocaron en posiciones estratégicas para minimizar cualquier impacto en el ecosistema.
Por ejemplo, estas plantaciones no son contiguas y ocurren lejos de las cabeceras de los ríos y pueblos indígenas, donde la mayoría de las personas viven y mantienen sus tradiciones pese a tener muchas comodidades "modernas" como luz eléctrica, televisión, antena parabólica, automóviles, etc.
En 2016, Funai y los indígenas desarrollaron proyectos de gestión territorial para la creación de las cooperativas Hanana y Matsine. El objetivo era permitir que los indios se representaran formalmente a sí mismos.
En 2022, se espera que la facturación supere los US$ 30 millones y el recurso a dividir entre los afiliados alcance los US$ 2 millones. “Además, tenemos 202 empleados en Coopihanama, todos con contrato formal”, se jacta Eliane.
Algunas tribus están invirtiendo sus ganancias en estructuras de educación y salud dentro de sus comunidades. Muchos de ellos, ancianos o niños, hablan sólo su propio idioma y no el portugués. Pocos podían comunicarse con fluidez con otros brasileños.
Uno de los objetivos de la gestión actual de Coopihanama es ofrecer cursos de formación profesional a los afiliados. Para este año, están previstas 90 plazas para el curso de Gestión Empresarial y 30 plazas para Técnico Agrícola, ambas a través de una sociedad con el Instituto Federal de Mato Grosso (IFMT).
Como cualquier establecimiento, en Coopihanama están muy interesados en la productividad.
En esta pasada cosecha 2020/21, produjeron más de 24.000 toneladas de soja y 150.000 sacos de frijol. También plantaron la safrinha con la expectativa de producir más de 350.000 bolsas de palomitas de maíz y 100.000 bolsas de frijol mungo, caupí y Azuk.
Los proyectos futuros de Coopihamana son buscar líneas de crédito para proyectos de agricultura familiar, otras alternativas de productividad en cooperativas (ganaderas, porcinas, avícolas y otras), ampliar la comercialización de la producción en tierras indígenas en el mercado interno y externo y construir silos y depósitos.