30/05/2023

“Entre la ilusión y la realidad”, el análisis de Mónica Ortolani acerca de la seca y la fina

“En soledad y desamparados ante un estado ausente y empresarios cómplices; anclados sobre las deudas y pérdidas de una campaña que no fue; pero bien firmes y plantados, con un sueño dorado que renace de un trigo por-venir”, es la conclusión y el juego de palabras con ese “por-venir” que expuso de manera muy gráfica la especialista en finanzas agropecuarias, Mónica Ortolani, en su columna semanal. AGROVERDAD

“Entre la ilusión y la realidad” es el análisis que realizó sobre las proyecciones (que ya se traducen en resultados concretos conforme avanza el trabajo de recolección en los lotes) de una campaña gruesa pobrísima a causa de la sequía, y las expectativas de recuperación en la próxima fina, siempre y cuando el clima sea benévolo y las lluvias acompañen.

La realidad

La realidad indica que la pérdida en toneladas, entre los tres principales cultivos “superarán los 51,2M de tn. A cotizaciones de hoy, se evaporaron casi U$s 17.000 M de los bolsillos de los productores. Dólares que no estarán para honrar deudas, volver a sembrar para la próxima campaña y mover la rueda de la economía con su efecto derrame”.

Y agrega: “A esto se suman problemas de calidad, donde en Córdoba, por citar un ejemplo, casi el 50% de lo cosechado recibió descuentos por granos verdes, fermentados, podridos o chinche”.

Además, la especialista asegura que el impacto financiero de este escenario aún no está sincerado, aunque es optimista en el cumplimiento de las obligaciones del sector: “Por lo general los vencimientos de las deudas agropecuarias, operan entre el 31/05 y el 31/07. Salvo algunas excepciones especialmente del sector de cría que es el más golpeado, creemos que los productores en general bien por renegociación o afectación de reservas, van a cumplir con sus obligaciones. Quizás, la sequía financiera impacte más fuerte en la gama de servicios que dependen directamente del nivel de actividad agrícola, como el caso de transportistas, combustible y contratistas”.

“La escasez productiva y la financiera llevan a la necesidad de medir, medir y medir. Sincerar las perdidas. Poner en balance lo perdido, lo que cuento y lo que necesito salir a buscar de financiamiento para balancear las cuentas. Aunque a veces no queda otra que romper el chanchito y aplicar algún ahorro que precisamente se guardó en épocas de vacas gordas”, expresa Ortolani.

La ilusión: agua para el trigo

“Las lluvias registradas en muchas de las principales zonas productivas, despertaron la ilusión de poder sembrar trigo. Situación que la semana pasada lucía poco probable y ubicaban la intención de siempre entre las más bajas de los últimos 10 años. Poder concretar el oxígeno para poder llegar a la gruesa 2024 es sumamente importante para el sector”, indica.

“No obstante, hay más conciencia y menos pasión. De no reunir las condiciones de humedad que necesita el suelo, se pasarían a esquemas de monocultivo, aun cuando desde la rotación, no es lo recomendable”, argumenta.

En cuanto a la relación insumo-producto, Ortolani sostiene que los granos, tanto disponibles como a cosecha, hasta hoy, bajaron menos que los insumos y agrega que en la campaña anterior se pagaron los insumos más caros de la historia tanto por los efectos de la guerra como problemas de logística.

Pero ante recomposición de stocks mundiales, mayor producción de Brasil en maíz y soja, como menos presión en la zona del conflicto Rusia Ucrania, salvo sequía generalizada en USA, no hay condimentos alcistas a la vista. A esto se suma la realidad de intervenciones del mercado local, donde los granos crecieron a la mitad de los productos resultantes que con ellos se obtienen.

Por eso, deja el siguiente consejo: “Cubrir precios de próxima cosecha en un mayor porcentaje del que venías acostumbrado para poder cerrar estas relaciones más simpáticas es el camino a seguir”.

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