23/10/2012

Luces y sombras sobre el incierto cuadro del maíz

Las condiciones de siembra en la Argentina encienden una luz de alarma. AGROSITIO.

Como la cosecha norteamericana está muy avanzada, lógicamente ha pasado la fuerte presión de oferta que se aprecia en la actitud de moderación por parte de los granjeros a la hora de desprenderse de mercadería.

Se estima que ya ha superado el 90% de la superficie. Y si bien el avance es destacable, todavía falta un poco. Y es probable que el saldo demore más de lo esperado porque se aguardan lluvias que podrían retrasar las operaciones.

Los tenedores de maíz saben –o, al menos, sospechan- que el USDA ha sido muy optimista en los últimos cálculos sobre el volumen de cosecha para EE.UU.

Por lo tanto, los granjeros norteamericanos tienen fundadas expectativas sobre nuevos ajustes en baja, que este organismo debería efectuar para mantenerse en línea con la cruda realidad.

Tales ajustes empujarían los valores a la suba.

Mientras tanto, el aletargado ritmo de ventas mantiene firmes los precios, aunque de tanto en tanto se registren bajas momentáneas bajo la fuerza de los fondos, como las sucedidas hoy en el mercado de Chicago, tras cuatro jornadas consecutivas de alzas.

Además, los fondos también se muestran más recatados luego de haber realizado considerables ventas. No es que las posiciones compradas no sean elevadas. Todavía lo son. Pero, ahora, se nota una menor tendencia a la salida luego del rebalanceo del último mes y medio.

Se suma a ello, la posibilidad cada vez más alta de que la cosecha en América del Sur no sea tan elevada como se espera. ¿Es razonable mantener una expectativa de cosecha récord?

Se sabe de muchos productores que deberán resembrar el maíz.

Al momento de resembrar, es muy posible que gran parte de ellos se vuelquen a la soja.

En estas condiciones, obviamente, la logística de todos los agentes del eslabón agrícola queda alterada. Los inconvenientes que atentan contra la siembra ahora son muchos, como por ejemplo problemas de abastecimiento de semillas, retrasos en la afectación de sembradoras y en la utilización de transportes, superposición con las tareas de siembra de la soja, etc.

Concretamente, en la Argentina las posibilidades de una buena implantación, en tiempo y forma, son cada día menores. Las condiciones no son las que se aguardaban hace tan sólo un mes. Ni remotamente.

Las precipitaciones han sido terriblemente excesivas -con registros puntuales superiores a 300 mm a lo largo de lo que va de octubre- en gran parte de la zona núcleo y con caída de piedra y fuertes vientos.

Al respecto nos permitimos disentir con el Ministerio de Agricultura argentino que acaba estimar el área sembrada en 4.970.000 hectáreas.

Y si pensamos en una superficie considerablemente menor a este número, las previsiones de producción deberán bajar.

No habría gran esperanza para lograr un volumen de 26 millones de toneladas. Quizás habría que hablar de 23 millones.

¿Hasta qué punto es válido aguardar una cosecha récord para Sudamérica del orden de 108 millones de toneladas? Hoy por hoy, no parece razonable este número.

Con existencias tan ajustadas, resulta racional mantener una expectativa de mayor nivel en el precio internacional.