Mientras se prolonga la guerra, la cosecha del grano fino dejaría muchas hectáreas en el camino, en tanto que la siembra del forrajero registraría una fuerte caída. Pablo Adreani. LA NACIÓN
El conflicto en el Mar Negro, lejos de poder solucionarse en el corto plazo ya comienza a provocar fuertes cambios en la estructura productiva de los cultivos de Ucrania pensando en la próxima campaña 2022/2023. De acuerdo con lo dicho por el ministro de Agricultura ucraniano, de los 6,5 millones de hectáreas sembrados con trigos de invierno solo se lograrían recolectar 4 millones de hectáreas.
Con respecto a la superficie de maíz el Ministerio estima una siembra en torno de los 3,3 millones de hectáreas, muy por debajo de los 5,4 millones de hectáreas implantados en la campaña 2021/2022, una caída cercana al 40%.
Ucrania, donde los agricultores deben comenzar las tareas de siembra durante el mes próximo, es el cuarto mayor exportador mundial de maíz, detrás de Estados Unidos, Brasil y de la Argentina. Cabe recordar que Rusia no es un fuerte exportador de maíz, con apenas 4,5 millones de toneladas de saldo exportable.
El USDA ya había ajustado las exportaciones de maíz de Ucrania 2021/2022 en su último informe de marzo, bajando sus ventas externas de 33,5 a 27,5 millones de toneladas. Ahora se proyecta una caída de la superficie de siembra 2022/2023 del 40%, con este nivel de superficie se puede estimar un volumen de producción cercano a los 20 millones de toneladas. Los principales destinos de exportación del maíz de Ucrania son la Unión Europea y China, con un volumen de 8 millones de toneladas para cada uno; le siguen Egipto, con 2,2 millones; Irán, con 1,7 millones, y Turquía, con 1 millón de toneladas.
Existen informes de consultores europeos que están advirtiendo que, debido a la caída en la oferta de maíz de Ucrania se pondría en serio riesgo la producción de carne vacuna, cayendo la reposición de animales para engorde y resintiendo muy fuerte la producción y la oferta de carne dentro de la Unión Europea.
Y ese es uno de los principales motivos por los cuales España decidió flexibilizar las condiciones de recibo de maíz, aumentando los límites máximos de residuos permitidos para facilitar la importación de grano proveniente de la Argentina. Existe una oportunidad única en el mercado para que la Argentina puede aprovechar la ventana que deja Ucrania y cubrir el faltante de maíz que va a sufrir Europa.
Sin embargo, el gobierno argentino mantiene los registros de exportación de maíz cerrados y los exportadores están impedidos de generar nuevas ventas. Nuestro país debería aprovechar estas situaciones que, a su vez, ayudan a consolidar la imagen de país confiable y a mostrar al mundo nuestra preocupación para ayudar a sobrellevar la crisis alimentaria que ya amenaza a varios países.
En el caso del trigo sucede algo muy parecido, con el agravante de que Rusia es un importante exportador. Junto con Ucrania son los primeros proveedores mundiales de trigo. En su informe de marzo el USDA redujo las ventas externas de trigo ruso de 35 a 32 millones de toneladas y las de Ucrania, de 24 a 20 millones de toneladas. La caída en la oferta exportable del trigo del Mar Negro sería de 7 millones de toneladas. La Argentina no podrá aprovechar esta coyuntura favorable para exportar más trigo, pues no están autorizados nuevos cupos adicionales de exportación.
El autor es presidente de Pablo Adreani & Asociados
Pablo Adreani