Interesante evolución ha mostrado la soja en Chicago en los últimos 60 días. El detonante inicial fue, sin duda alguna, el clima en la Argentina durante abril. Pero pretender adjudicar las alzas sólo a las impresionantes e inesperadas lluvias que afectaran en forma preponderante Entre Ríos, el centro-norte de Santa Fe y el noreste de Córdoba es una tremenda simplificación.
¿Se puede explicar tremenda reacción de las cotizaciones de la soja en Chicago a pérdidas en la Argentina, que tal vez sólo representen el 2% de la producción mundial? ¿Se justifican 70/80 dólares de subas por tal circunstancia? Creemos que no. Pero lo cierto es que el fenómeno climático derivó en pérdidas de calidad y en retrasos en la cosecha que obligaron a redireccionar vapores hacia EE.UU., reduciendo los stocks estadounidenses a niveles en los cuales comienzan a "prenderse todas las luces del tablero", toda vez que tal circunstancia se verifica en un año en el cual se espera un aumento del área de maíz a expensas de la soja.
Recordando que "Chicago queda en EE.UU.", entonces se explica la reacción del mercado. El USDA se vio obligado a convalidar dicha circunstancia y la firmeza de la demanda (otra vez) reafirmó las alzas. En dicho contexto, el accionar de los fondos especulativos de inversión (muy "vendidos" a fines de marzo) debe sumarse como factor clave para entender la fuerte recuperación en los precios de la soja. Es probable que los valores a fin de marzo estuvieran posicionados en niveles exageradamente bajos. Tan cierto como que ahora están en niveles difíciles de explicar con los fundamentos del mercado. En el lapso en cuestión, los fondos compraron más de 30 millones de toneladas en Chicago. Pero siempre es así. Los fondos son parte del mercado y estos actores también ponderan en su accionar el nerviosismo de las últimas semanas por el desenlace del "Brexit" y las expectativas políticas por el "fenómeno Trump" en EE.UU. Todo juega y todo suma para los fondos de inversión.
Si además recordamos que estamos en pleno "mercado climático", la volatilidad en Chicago se justifica. Hubo semanas de alzas continuas en los precios por la falta de lluvias en la zona núcleo estadounidense, seguidas luego por fuertes e inmediatos recortes por las precipitaciones del pasado fin de semana. Ahora el mercado espera con mucha ansiedad el informe del USDA del jueves próximo, en el cual se conocerá la opinión oficial sobre la distribución final del área agrícola entre el maíz y la soja en la nueva temporada.
En semejante contexto, el productor sojero argentino debe reaccionar con prudencia. Las cotizaciones de la soja disponible son muy atractivas para quienes se ven obligados a vender. Acompañar la decisión con compra de calls en Chicago es la consigna para tal caso. Para quienes pueden esperar, el escenario de precios en la plaza doméstica para el último trimestre es promisorio. Más allá de los vaivenes en Chicago, la industria local deberá mostrarse activa y agresiva para obtener lotes y, como es habitual, prepararse para operar a contramargen.