En las últimas semanas, las lluvias trajeron alivio a los suelos tras la sequía de fines de febrero y principios de marzo. Cuál es el estado de las reservas en la provincia. AGROVOZ

Redacción Agrovoz

Los mapas de reservas de agua en suelo que elabora de manera semanal la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), que depende del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, pintan el territorio agrícola en siete colores.
Naranja significa sequía; amarillo claro, reservas escasas; verde claro, reservas regulares; verde, reservas adecuadas; verde oscuro, reservas óptimas; celeste, reservas excesivas; y azul, excesos.
En su informe del 9 de marzo pasado, la ORA alertaba por un panorama hídrico que comenzaba a ser crítico para la soja de primera, debido a un escenario de ausencia de lluvias en la segunda quincena de febrero y primeros días de marzo, acompañado por altísimas temperaturas que ponían en un fuerte estrés a los cultivos.
“Se observa nuevamente un desecamiento generalizado, determinado por las lluvias escasas y las altas temperaturas de los últimos días”, alertaba por ese entonces el organismo.
Para el caso de Córdoba, donde la mayoría del mapa estaba pintado con colores entre amarillo y verde claro, el informe advertía que “se ve reducida el área de reservas adecuadas, predominando los almacenajes hídricos regulares a escasos”.
Casi un mes después, la situación cambió de forma radical.
“Las reservas hídricas para lotes de soja de primera se estiman algo excesivas en Córdoba, centro de Santa Fe y norte de Entre Ríos. Y aún serían excesivos los almacenajes en áreas del noroeste de Buenos Aires”, indicó la ORA en su reporte del último lunes.
Nuevo escenario
Los colores del nuevo mapa lo certifican: la provincia mediterránea está pintada en su mayoría de celeste y de verde oscuro, luego de que la semana pasada cayeran entre 75 y 100 milímetros en la mayor parte del territorio productivo.
Si bien para la mayoría de los planteos de soja de primera, que ya se están cosechando, este aporte hídrico llegó de manera tardía y no tendrá efecto positivo en los rendimientos, en gran parte de la provincia esos lotes son los que comenzarán a recibir el paso de las sembradoras de trigo durante los primeros días de mayo.
En Córdoba, el invierno es una estación seca y por eso gran parte del éxito de este cultivo depende del agua acumulada en el otoño, al inicio de la siembra.
Por ello, esta situación de recarga de los perfiles constituye un factor que favorece el ánimo de los productores para proyectar la implantación del cereal.
Luz verde
En la misma línea que la ORA, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), indicó que empiezan a recuperarse los perfiles de la región pampeana.
“La recuperación de humedad que se viene dando desde el 9 de marzo sumó un nuevo episodio de lluvias. La tormenta que se desarrolló desde el martes 24 sorprendió con registros mayores a lo que se esperaba y se desplegó sobre un área muy importante del centro y el oeste de la región pampeana”, subrayó la GEA.
En este marco, dijo que Córdoba fue la más privilegiada: “Recibió lluvias en todo su territorio y en más de la mitad, el centro y sur, los registros estuvieron entre 50 y 100 milímetros”.
Bajo este panorama, la entidad rosarina expresó que esta recarga de una humedad es “una luz al final del túnel”, luego de una campaña gruesa 2019/20 que cierra con múltiples complicaciones.
“La actividad de cosecha en medio de la cuarentena por el coronavirus ha desatado un combo de dificultades en el traslado y el almacenaje que está dejando muy en claro que el costo será muy diferente del que se planificaba hace un mes atrás. Pero el trigo puede volver a ser un cultivo fundamental para hacerse de recursos en un año con tanta incertidumbre financiera”, consideró la GEA.
Y completó: “En medio de este contexto, estas recientes lluvias, junto a los pronósticos de un otoño con precipitaciones normales, dan la posibilidad de entrever una luz al final del túnel”.