10/12/2018

EE.UU. y China en el ring, Argentina en primera fila

En medio de la puja comercial entre Trump y Xi Jinping, la agroindustria local suma oportunidades en ambos mercados. AGROVOZ

Alejandro Rollán

Cuando a fines de 2012 la empresa Sancor acordó el envío de leche larga vida con fórmulas infantiles a China, la llegada de los productos argentinos al gigante asiático era todo un desafío. Burocracia, exigencias sanitarias, usos y costumbres diferentes y hasta el idioma hacían complicado el intercambio.
Pero todo cambió en apenas seis años, a tal punto que China se ha convertido en uno de los principales clientes para la agroindustria nacional. En 2017, compró 7,12 millones de toneladas por un valor de 3.596 millones de dólares. Lejos en tamaño quedó ese primer envío de la cooperativa láctea, por 110 toneladas de leches infantiles.
El mayor protagonismo argentino en la demanda china se consolida en un escenario para el comercio internacional que no es el mejor. El diferendo entre Estados Unidos y China por los aranceles a las importaciones ha generado turbulencias en los mercados. En especial en un producto referente: la soja. El impuesto del 25 por ciento que el país asiático aplica a la soja estadounidense hizo que el grano de este origen desapareciera de los puertos chinos. ¿El gran beneficiado? Brasil, en primera instancia, y luego Argentina. El vecino país tendrá este año exportaciones récord de soja por más de 82 millones de toneladas y se calcula que 80 por ciento irán a China.
Nuestro complejo oleaginoso también se vio favorecido por la necesidad del gobierno de Xi Jinping de buscar nuevos proveedores. Hay acuerdos, en principio, para comprar tres millones de toneladas del grano y entre 300 mil y 400 mil toneladas de aceite de soja.
Más que poroto
Pero la relación comercial entre Argentina y China en productos agroindustriales va más allá de la soja. Durante la reciente cumbre de líderes del G-20, ambos países acordaron, por ejemplo, el ingreso de ovinos y caprinos de la Patagonia y de equinos en pie.
Argentina tiene un volumen de exportaciones de carne ovina y caprina de alto potencial, pero que durante el año pasado sólo aporta 8,46 millones de dólares.
La apertura del mercado chino, sumada al ingreso de carne ovina con destino a Japón, permitirá impulsar sus ventas, que ya en los primeros nueve meses del año mostraron un incremento de 44 por ciento, según cifras oficiales.
Sólo en 2018, ambos gobiernos acordaron seis protocolos sanitarios que habilitan el envío de productos nacionales a China. A los recientes convenios para equinos en pie, caprinos y ovinos de la Patagonia, se suman la carne bovina enfriada con y sin hueso y congelada con hueso (la carne congelada deshuesada ya se exporta), productos pancreáticos para uso industrial, semen y embriones bovinos.
Además se logró enviar por primera vez arándanos, se retomaron las exportaciones de mandarinas luego de siete años y los envíos de aceite de soja después de tres años. También se alcanzó la habilitación de 28 plantas nacionales para exportar carne, que incluyen 26 frigoríficos bovinos, sumados a una planta de almacenamiento en frío y una planta avícola.
Queda la promesa del gobierno chino de habilitar las importaciones argentinas de carne de cerdo, un producto en el que Córdoba aportará volumen y valor agregado a través de su industria frigorífica.
Antes de regresar desde Argentina, donde participaron de la cumbre del G-20, Donald Trump y Xi Jinping acordaron una tregua comercial por 90 días. Pero aún no comenzó. Mientras tanto, Argentina se mantiene lejos de la puja y busca profundizar las relaciones comerciales con ambos países. El regreso de la carne bovina a Estados Unidos, luego de 17 años, marca un equilibrio en esas negociaciones.