La Argentina, sin reacción en la era del dólar fuerte
Jorge Vasconcelos
jvasconcelos@ieral.org
El año en que el real brasileño se devaluó e introdujo una fisura irreversible en el 1 a 1 de la convertibilidad fue 1999. En aquel entonces, el peso argentino se apreció (perdió competitividad) un 27 % contra la moneda brasileña. En marzo de este año, la cotización del dólar a 3,10 reales en San Pablo implica que el peso argentino se está apreciando un 35 % en los últimos doce meses contra la moneda brasileña, 8 puntos porcentuales más que aquel fatídico 1999!. Sin embargo, el cimbronazo de 2015 es mucho menor que el de 16 años atrás. Hay dos razones para que esto ocurra, una "mala" y otra "buena". La primera responde a la brutal represión de las variables financieras que caracteriza a esta última etapa de la gestión económica, que adormece las señales de precios que toda economía necesita para funcionar adecuadamente. La segunda tiene que ver con la percepción que el daño será temporal y que comenzará a revertirse después del cambio de gobierno, el 10 de diciembre. Mientras tanto, conviene reparar en que la devaluación del real no es un fenómeno aislado, aunque los problemas propios lo acentúen. Por ende, seguir reprimiendo sus consecuencias puede afectar más a la economía argentina en el corto plazo y agregar algún grado de dificultad al momento en que busque recuperarse el tiempo perdido.