15/11/2012

Alivio en Ganancias: muy tarde, muy poco y en defensa propia

Lo anunciado por la presidenta Cristina Kirchner sería un alivio sólo para el medio aguinaldo que se cobra a fin del presente año | Por Jorge Oviedo. LA NACIÓN

El prometido alivio del Impuesto a las Ganancias a los ingresos provenientes del trabajo parece llegar "demasiado tarde" y ser "demasiado poco", reaccionar ante la protesta de la semana última, tener la intención de desactivar el paro de la próxima semana y postergar para 2013 para usarla electoralmente una reducción mayor de la presión.

Lo anunciado por la presidenta Cristina Kirchner sería un alivio, en sus propias palabras, sólo para el medio aguinaldo que se cobra a fin del presente año. Es decir, una disminución del gravamen a sólo la mitad de un haber mensual y sólo a los que tienen salario bruto de hasta $25.000. No dijo si están contados o no adicionales y extras, lo que puede hacer un diferencia colosal.

Y promete negociar el año próximo. Cualquier modificación que se hiciera antes del 31 de diciembre sería retroactiva y la AFIP debería devolver parte del dinero que cobró. Evidentemente han encontrado una forma de no hacerlo. El octubre quedó más que claro que fue la recaudación fue apuntalada por ganancias, al que entraron muchos más trabajadores al comenzar a cobrar los aumentos de las últimas paritarias y no ser actualizados los mínimos.

Que la urgencia es parar el 20N, después del multitudinario 8N lo demuestra el hecho de hacer este muy modesto cambio por decreto.

Para el año próximo, la Presidenta prometió negociar con los sindicatos una suba en mínimo no imponible

El artículo 99 de la Constitución Nacional dice que "solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por razones de necesidad y urgencia".

El Congreso está funcionando y la mayoría oficialista aprueba las iniciativas del Ejecutivo sin cambiarles ni una coma en tiempo récord. ¿Qué otra necesidad que no sea la de tratar de evitar una nueva protesta multitudinaria puede llevar Cristina Kirchner a un instrumento de más que dudosa constitucionalidad?

La baja que promete negociar con los sindicalistas sería para el año próximo. No es legal bajar el tributo sobre ejercicios que ya están cerrados. Y para las personas el ejercicio fiscal termina el 31 de diciembre próximo.

Puede llegar a hacerlo el año próximo de tal manera que de inmediato los asalariados ahora injustamente alcanzados reciban cerca de las elecciones no sólo una menor presión y un consecuente incremento del ingreso de bolsillo, sino también devoluciones de la AFIP. Mientras más cerca de las elecciones que lo haga, más útil puede resultarle.

¿Se desligitimará con este leve y tardío alivio se desactive la protesta encabezada por Hugo Moyano y Pablo Micheli? ¿O queda claro que sólo amenazando con un paro general se consigue algo? Si es así, el oficialista Caló no tiene más remedio en el futuro que hacer un juego de pinzas con las otras CGT: Jugar a "policía bueno/policía malo".

¿Se desalienta una nueva protesta del tipo de la del 8N o se la alienta con la idea de que si ocurre, tal vez entonces hagan algo con la inflación y las presiones a los jueces? Si es así, Cristina Kirchner habrá convencido de que no hay más remedio que imitar a los piqueteros hasta a los más críticos de sus métodos.