Aapresid presentó dos estrategias para afrontar una campaña con malas condiciones de humedad. AGROFY NEWS
La región atraviesa un tercer año Niña y la campaña gruesa no va a escapar a esa realidad. Esto significa que la soja y el maíz deberán enfrentar su desarrollo con escasa oferta de agua.
Ante este escenario, la referente del INTA, CONICET y FAUBA, María Elena Otegui, comentó dos estrategias para enfrentar al año Niña. En este sentido, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa comentó que las consecuencias de las últimas dos campañas fue una merma generalizada en los rendimientos del maíz de al menos tres toneladas, mientras que la soja también manifestó este tipo de oscilaciones productivas.
Además, se detalló que, en el norte de Buenos Aires, sureste de Santa Fe y sur de Córdoba, el primer año seco no presentó efectos claros sobre los rindes; pero en el segundo año la situación empieza a ser preocupante. “Arranca una tercera campaña seca, implica ir aún más profundo en la búsqueda de agua en ambientes con napa”, aclaró Aapresid
La especialista María Elena Otegui brindó recomendaciones para lograr buenas implantaciones. También, apuntó que el desafío de esta campaña radica en saber manejar aquellos lotes con presencia de napa para lograr su mayor aprovechamiento; definir estrategias defensivas en los ambientes bajo secano a través de la elección de fechas de siembras, genotipos y grupos de madurez; y estrategias ofensivas con la combinación óptima de densidades.
Maíz
- El retraso en la fecha de siembra es una estrategia defensiva siempre recomendada en años secos, acompañada con una disminución en la densidad de siembra. Permite evitar que el período crítico se ubique en los momentos de mayor temperatura y demanda atmosférica, que suele ser en enero.
- Para extender las siembras a diciembre, lo ideal es usar materiales con madurez relativa menor a la habitual para esta zona, esto sería de 119 a 120 UGD (grados días). Sembrar tarde con genotipos de madurez relativa larga puede perjudicar el llenado de granos ante heladas tempranas, dejándolos con un contenido de humedad elevado que implica mayores costos de secado y reducciones en la calidad a cosecha.
- Usar el mismo genotipo que en siembras tempranas es una alternativa que no representa mayores inconvenientes en los productores que ya tienen semilla comprada.
SOJA
- Con la soja de primera, en cambio, se puede esperar una recarga hasta noviembre, que es la fecha óptima de siembra, y en caso de ser necesario retrasar un poco la fecha de siembra, aún en ausencia de antecesor, teniendo en claro que la humedad actual en el perfil es crítica y escasa.
- No elegir grupos de madurez muy cortos porque se pierde plasticidad. En esos grupos las etapas fenológicas transcurren rápidamente y acotan el período crítico. Si las condiciones de sequía están instaladas y no se revierten con suficiente tiempo, cualquier evento adverso en el período crítico afecta seriamente el rendimiento. Los grupos de madurez largos otorgan mayor plasticidad en el tiempo a pesar de consumir agua durante un período más largo.
- Retrasar la fecha de siembra de cualquier grupo de madurez, permite que el fotoperíodo sincronice las etapas fenológicas al avanzar sobre el verano y el otoño, y que el ciclo transcurra más rápidamente.
Por último, Otegui advirtió que en los ambientes con napa es importante monitorear la profundidad. “Aumentar las densidades representa un aprovechamiento de la potencialidad de los ambientes con buena disponibilidad hídrica”, concluyó.