11/01/2017

El verano seguirá con “un escenario climático muy perturbado”

En su informe estacional,la Bolsa de Cereales de Buenos Aires pronostica rachas de tormentas intensas pero dispersas, junto a fuertes calores. AGROVOZ

Para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el clima durante el verano seguirá dominado por la inestabilidad, lo que se traducirá en frentes tormentosos intensos pero de corta duración, intercalados con calores también fuertes pero de lapsos pequeños.
La mala noticia para las zonas inundadas es que esta previsión implicará que los lotes bajos, que son los que vienen sufriendo los anegamientos, difícilmente logren escurrir el agua en lo que resta del ciclo productivo.
Rasgos contrapuestos
Según el informe agroclimático estacional de la entidad porteña, “la campaña 2016/17 continuará exhibiendo una gama de rasgos contrapuestos. Aunque la disipación de ‘La Niña’ eliminará un factor perturbador, la acción residual de ‘El Niño’ 2015/16 y la puja entre la circulación polar y la circulación tropical continuarán determinando un escenario climático muy perturbado”.
Esto significa que, con el aporte de vientos tropicales, “se producirán cortas e intensas rachas de tormentas, que descargarán sus precipitaciones en forma muy despareja, con riesgo de tormentas severas, con granizo y vientos, terminando con entradas de aire polar, con riesgo de heladas tempranas en el próximo otoño”.
Pero al mismo tiempo, “se observarán lapsos secos y calurosos, aunque de corta a moderada duración, ya que los vientos marinos se harán sentir en cuanto el ascenso de la temperatura determine una baja de la presión atmosférica sobre el continente”.
Inundaciones
Para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la geografía les juega en contra a las zonas inundadas, ubicadas en el límite conjunto de las provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y La Pampa.
El diagnóstico es que, al registrarse tormentas intensas, que descargan un alto caudal de lluvias en poco tiempo, eso favorece el rápido escurrimiento desde los lotes altos hacia los bajos, que luego no tienen hacia donde desaguar. 
“La vulnerabilidad a los anegamientos que presenta esta amplia área está generada por su topografía, con bajos que constituyen pequeñas cuencas arreicas o casi arreicas. Por lo tanto, cuando se producen precipitaciones muy concentradas en el tiempo, las mismas resultan muy poco eficientes y causan problemas contrapuestos. Por un lado, los terrenos altos reciben un alivio parcial, ya que la mayor parte del agua escurre rápidamente hacia los bajos, no reponiendo totalmente las reservas de los suelos. Por otra parte, el escurrimiento de los terrenos altos corre hacia los bajos, donde se acumula, persistiendo durante largo tiempo, ya que no pueden desagotarse por escurrimiento superficial, y deben hacerlo por evaporación y percolación”, explica la entidad porteña.
Por eso, prevé que “los campos bajos anegados en el sur de Córdoba, el norte de la Pampa, el sudoeste de Santa Fe y el Noroeste de Buenos Aires tardarán mucho en ver reducirse el nivel de las aguas que los afectan. Por el contrario, los campos altos de las mismas zonas observarán el riesgo de que el balance hídrico se torne negativo, limitando el potencial productivo de los cultivos y cortando la cadena forrajera”.