El planteo está en los apuntes mensuales de la consultora Zorraquín+Meneses (Z+M), en medio de un contexto de precios internacionales bajos para los granos y un régimen de lluvias que no logra cubrir todas las necesidades.
"Cunde bastante el pesimismo", señala la consultora al abordar el planteo, que se da luego del anuncio de baja de retenciones para el agro y alguna recuperación de las lluvias. En el combo, la clásica "tormenta perfecta", se suma un dólar poco atractivo para el agro, con márgenes tendiendo a cero o negativos.
Lo que sucede según Z+M es que la política cambiaria está provocando un fuerte aumento de los costos en dólares (salarios, fletes, servicios, impuestos), deteriorando una rentabilidad que ya viene atacada por el clima y los bajos precios: "Como solemos decir, la inercia es mala consejera. El entorno macro cambió y las empresas deben reorientarse. No se verá, al menos por un tiempo, créditos en pesos que se licuen por inflación o devaluación. Cuidar la caja será clave, pero también se deberán analizar inversiones orientadas a mejorar la competitividad".
Entonces, ¿vale la pena ser productor?
"Siempre tratamos de evitar las generalizaciones, pero se percibe más que antes en nuestros encuentros con empresarios, que hay más gente preguntándose si 'vale la pena'. Este 'si vale la pena' puede orientarse a si vale la pena el esfuerzo, si vale la pena seguir o si vale la pena invertir y crecer. Lo hemos visto muchas veces, pero siempre se da por distintos motivos. Entendemos que la respuesta a esta duda es individual. Dependerá de factores como el tipo de empresa (familiar o no), la edad de los que dirigen, la situación financiera, las expectativas, las barreras de salida y muchos factores más", repasan desde Z+M.
Bajo este marco, plantean con convencimiento de que la agricultura es un negocio que va a seguir presente: "Alguien va a sembrar. Alguien va a ganar (y a veces perder) haciendo esta actividad. Siempre estos momentos llevan o a una mayor concentración o a un recambio de actores (algunos salen y otros entran). Pero el negocio sigue, adaptando variables propias o confiando en una mejora que venga desde afuera".
En este sentido, conviene focalizar sobre las variables "propias": "Son aquellas que dependen en parte de la propia decisión: arrendar o no, valor a pagar por arrendamiento, región donde ubicarse, tipo de productos o combinación de cultivos, modelo tecnológico, origen de financiamiento (propio, de inversores, bancario, de empresas). Y una más: ¿qué tasa de retorno estoy dispuesto a aceptar por asumir el riesgo?".
En tanto, las mejoras que "vengan desde afuera" tienen que ver con una suba de precios, mejora del tipo de cambio, que llueva mejor, que bajen los impuestos, que el país ofrezca mejor infraestructura que ayude a bajar costos y cosas así.
"El modelo actual no cierra bien si no hay baja real y permanente de impuestos (en todos los niveles). Seguramente requiera un ajuste en el valor de los arrendamientos que hagan más viable la relación capital/riesgo, algo que resolverá la oferta y la demanda. Va a necesitar unos niveles de eficiencia aún superiores, diciendo esto a un sector que es super eficiente. Y quizás asumir que la rentabilidad promedio esperada será más baja y que por eso la búsqueda de escala seguirá siendo un factor de competitividad. Estamos en enero, pero hay mucho para pensar", cierran ante la pregunta.