“El productor argentino, a pesar de bajar costos y aumentar la producción en soja, no le alcanza”. La frase pertenece a Néstor Roulet, exsecretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria durante el gobierno de Mauricio Macri, que compartió en sus redes sociales un análisis sobre los números que enfrenta el sector de cara a la campaña 2025/26.
Según su estimación, un productor necesita alcanzar un rinde de al menos 34 quintales por hectárea para cubrir todos sus costos si se mantienen las retenciones a las exportaciones.
El problema es que ese número está por encima del rendimiento promedio nacional, que ronda los 28 qq/ha.
“Señor Secretario (por Sergio Iraeta, titular de Agricultura), ¿se entiende?”, escribió Roulet en X.
Roulet, compartió un cuadro comparativo que refleja la delicada situación de la campaña sojera 2025/26.
El análisis muestra que, bajo el esquema actual de retenciones, un productor necesita obtener un rinde mínimo de 34 quintales por hectárea para cubrir costos y quedar “hecho”. Esto contrasta fuertemente con el rendimiento promedio del país, estimado en 28 qq/ha, lo que deja a la mayoría de los productores en una situación deficitaria.
El mismo cuadro muestra que, en un escenario sin derechos de exportación (DEX), el rinde de indiferencia baja a 29 qq/ha. A pesar de la mejora, el número todavía se ubica por encima del promedio nacional, lo que deja en evidencia las dificultades estructurales del sistema.
Roulet cuestionó directamente a Iraeta, y remarcó que “a pesar de bajar costos y aumentar producción, al productor no le alcanza”.
En su planteo, remarcó que incluso eliminando las retenciones, los márgenes siguen siendo estrechos, y reclama una revisión profunda de la política agropecuaria.
El cuadro difundido compara dos escenarios: con y sin retenciones. Con retenciones, el precio FAS percibido es de US$275 dólares por tonelada y el costo total asciende a US$947 por hectárea. Este monto incluye labores (124 U$S/ha), insumos (238), costos indirectos como cosecha, flete y comercialización (178), y un alquiler promedio de US$412 dólares.
Bajo ese esquema, el rinde de indiferencia –es decir, el punto en el que no se pierde ni se gana dinero– se ubica en 34 quintales por hectárea, seis más que el rendimiento promedio del país, estimado en 28.
En un escenario sin DEX, el precio FAS mejora a US$380 por tonelada, lo que reduce significativamente el rinde necesario para cubrir costos. No obstante, los gastos se mantienen elevados.
El costo total sin retenciones alcanza los US$1110 por hectárea, con los mismos valores para labores, insumos y costos indirectos, pero con un alquiler más alto estimado en 570 U$S/ha.
Aun así, el rinde de indiferencia baja a 29 qq/ha, un número todavía por encima del promedio, lo que evidencia los estrechos márgenes del sector y la necesidad de revisar las condiciones económicas que enfrenta la producción.