Mercado de granos. Por Daniel Miró | Presidente de Nóvitas SA.
La plaza granaria internacional sigue condicionada por una complicada situación de oferta y demanda de cereales, la cual tiene su centro de gravedad en la escasez de granos forrajeros, especialmente maíz. Gradualmente se ha ido agregando a ello un panorama cada vez más tenso en el abastecimiento mundial de trigo, circunstancia que complementa y potencia la compleja coyuntura sectorial del actual ciclo comercial y condiciona el panorama de la nueva temporada mundial.
En el comparativamente pequeño sector oleaginoso, la aparición de impensados volúmenes de soja estadounidense en las estimaciones del USDA de los últimos 2 meses permitió un aflojamiento de las extremas tensiones que afectaron al mercado sojero internacional durante agosto y septiembre pasados.
De más esta decir que la creciente influencia de los fondos de inversión se ha hecho sentir este año en la plaza de Chicago de manera proverbial, potenciando el descontrol de la suba luego de mediados de año. Posteriormente, al liquidar el exceso de posiciones "sobrecompradas", forzaron bajas excesivas de los valores que el propio mercado se esta ocupando actualmente de nivelar. El saldo es la confusión que suscita la gran volatilidad que muestran los precios, en especial los de la soja.
Es en este marco, pero también en el contexto de un mundo económica y financieramente complicado -particularmente en los países desarrollados-, es que los granos deben evolucionar y dar respuesta a los nuevos desafíos de abastecimiento que el mercado exige.
Luego del magro aporte que ya plantea la cosecha de cereales del hemisferio sur, las cartas de la plaza cerealera internacional están casi echadas y las únicas respuestas futuras importantes de oferta dependen de la nueva temporada de producción en el hemisferio norte. El momento más crucial será a partir de mediados de 2013. Allí se llegará con magras existencias y con una gran cuota de ansiedad.
En soja, en cambio, mucho se juega con la nueva cosecha estival del hemisferio sur. El devenir climático en las próximas semanas (para algunos se necesitan lluvias en el sur de Brasil) y la posibilidad de recuperar el paso en las demoradas siembras en nuestro país, concentran la atención. Todavía es posible que la soja sudamericana alcance un generoso nivel de producción, pero si no hay mejoras en el clima, las probabilidades de tal resultado se irán achicando día a día. La cuenta regresiva ya empezó.
En otras palabras, nada esta dicho en cuanto a los niveles de abastecimiento mundiales de cereales y oleaginosas para los meses futuros. La coyuntura esta signada por una carencia de definiciones que contribuye a un cierto desconcierto, posible antesala de un mercado internacional ansioso y hasta nervioso.
Profundizando el análisis, en materia de maíz, la pérdida de más de 100 millones de toneladas en la última cosecha estadounidense del cereal sigue exigiendo a los consumos adaptarse a esta nueva realidad de oferta. A tres meses de iniciado el ciclo comercial 2012/2013, el racionamiento en la demanda continúa siendo para muchos insuficiente. Recientemente, la suba de precios en la plaza triguera ha hecho que las variedades forrajeras de trigo pierdan competitividad y hoy ya no sean una alternativa viable de sustitución, lo cual complica aún más la ajustada situación forrajera. Por lo tanto, los precios mundiales del maíz deberán mantenerse entonados con el fin de lograr el mencionado objetivo y fomentar, al mismo tiempo, una siembra récord en los Estados Unidos para la campaña 2013/2014.
En cuanto al trigo, a las ya contabilizadas pérdidas productivas en el hemisferio norte de meses atrás, se le agregan los graves problemas tanto de volumen como de calidad del cereal en el hemisferio sur, derivados del fenómeno climático El Niño. Al respecto, la cosecha australiana avanza con importantes pérdidas productivas. Y en nuestro país, los excesos de lluvias han causado considerables mermas en el volumen cosechado. Adicionalmente, la aparición de enfermedades -en especial las fúngicas- preocupa en sobremanera a la demanda, tanto la de exportación como la molinera.
Los inconvenientes a medida que avanza la trilla fina en nuestro país también se presentan en la cebada y los lotes que se vienen recolectando defraudan, tanto en rinde como en calidad. Esta última no alcanza en muchos casos ni siquiera el peso hectolítrico requerido para tener aptitud forrajera. Queda la esperanza que, a medida que la cosecha progrese hacia el Sur, los resultados mejoren. De no ser así, no deberían descartarse medidas políticas que puedan encauzar una situación que, en el caso del trigo, podría desmadrarse.