30/03/2012

La cosecha mundial de soja no encuentra piso

 Mientras la producción global de la oleaginosa continúa perdiendo magnitud, su demanda sigue creciendo. El consumo total llegaría al récord de 255 millones de toneladas. Pablo Adreani. LA VOZ


Cada semana que pasa, las estimaciones de producción mundial de soja sufren una nueva reducción y, en forma simultánea, se conocen noticias de un mayor aumento de la demanda. La semana pasada un funcionario chino anunció que las importaciones de soja podrían llegar a 58 millones de toneladas en lugar de los 55 estimados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en su informe del mes anterior.

La crisis en la Unión Europea parece estar impactando en su consumo global y se proyecta una reducción de sus importaciones de soja de 1,5 millón de toneladas con respecto al año anterior. Hoy se proyectan 11 millones contra 12,5 de la campaña pasada. No obstante, el aumento de las importaciones de China más que compensan la caída en la demanda de la Unión Europea.
En cuanto al consumo global se está proyectando un aumento de 3,5 millones de toneladas; este año podría llegar al récord de 255 millones de toneladas. Todo esto no hace más que realimentar la suba de los precios de la soja, ante la incertidumbre que existe no sólo sobre cuál será el volumen final de la producción de soja de Sudamérica, sino también de cual puede llegar a ser la intención de siembra de soja de los productores estadounidenses. Hasta la semana pasada, las estimaciones de intención de área de siembra en los Estados Unidos mostraban un crecimiento de cerca de un millón de hectáreas de maíz, una cierta estabilidad en la superficie de soja y una caída en la superficie de algodón que transfiere superficie a la soja y compensa la fuerte transferencia que ésta hace al maíz.

Márgenes. Hasta no hace mucho, el resultado económico de una hectárea de maíz en Estados Unidos superaba holgadamente el margen bruto de la soja. Los precios de maíz mostraban una relación 1,8:1 con respecto al de la soja.

Hoy esa misma relación se ubica por arriba de 2:1, otorgando cierta mejora al margen bruto de la soja. En la Argentina esa misma relación, tomando en cuenta el precio FAS que cotiza para ambos productos la posición abril, se mantiene desde hace más de un mes en un nivel de 2:1. Quiere decir que la mejora económica que vislumbra el productor de soja estadounidense por el mayor aumento del precio de la soja en el mercado internacional, no se puede extrapolar a la situación del productor argentino. Por múltiples factores, entre alguno de ellos por las grandes distorsiones que existen por el factor Moreno.

Si bien hoy la fotografía económica parecer ser netamente favorable a la soja, antes de determinar cuál cultivo ha sido el más rentable en esta campaña, cuya cosecha además recién empieza, se deben esperar evolución de rindes por zona.
Con estos datos podremos ver cómo han reaccionado los cultivos y cómo se han recuperado luego de la sequía sufrida y las lluvias ocurridas a partir de mediados de febrero hasta mediados de este mes.

En muchas zonas se descuenta que el maíz sembrado en fecha normal fue el que más sufrió la sequía, pero lo mismo ha sucedido con la soja de primera. Sin caer en el error de comparar un maíz que se destino a pastoreo o se pico para forraje, con una soja de primera que podría llegar a dar 1.500 kilos por hectárea, en lugar de los 3.500 esperables como promedio; o comparar una maíz de segunda, que puede rendir ocho mil kilos con una soja de segunda de dos mil, este año hay que ser mucho más cauteloso a la hora de evaluar resultados económicos de cada uno de los cultivos. Para que el análisis económico y los resultados comparables entre cultivos puedan tener cierta base de realidad se debe esperar al final de la cosecha para obtener datos reales de rendimientos por cultivo, por zona, por fecha de siembra y por fecha de cosecha.

Desde el punto de vista del análisis global, podemos anticipar que el aumento de un millón de hectáreas de maíz en Estados Unidos no soluciona el problema de su caída en las existencias finales. Sólo un excelente clima durante los 120 días de evolución de los cultivos puede asegurar rindes promedios probable arriba de los 10 mil kilos por hectárea. Si esto no se da, el balance de oferta y demanda de maíz estadounidense tendrá otro año muy ajustado, con consecuencias alcistas para los precios para el segundo semestre.