Con una caída de nueve millones de toneladas en la cosecha de soja y maíz, desde la proyección inicial, dejan de ingresar divisas por 2.700 millones de dólares y derechos de exportación por 610 millones. Lorena D’Angelo. LA VOZ DEL INTERIOR
El tema de la semana para el mercado de granos local fue el análisis que realizó la Presidenta sobre el impacto de la sequía en la producción argentina, mientras que los precios tuvieron un balance mayormente positivo.
El comportamiento de los precios futuros en Chicago osciló a la par de la evolución del dólar frente al euro, pero con el sostén dado por la soja a partir de la preocupación por el clima seco en la región productora del sur de Brasil.
El clima para la oleaginosa continúa siendo un factor de seguimiento que impacta en las cotizaciones externas y locales.
Lupa en la cosecha. La soja disponible está a un paso de los 1.400 pesos y la nueva, entrega en mayo, a 310 dólares en los mercados de futuros, mejorando respecto de la semana previa y mostrando que hay preocupación sobre la cosecha que finalmente se alcanzará en nuestro país y en Sudamérica.
La producción de soja pasó de una proyección de 50 millones de toneladas a una cifra de 48 millones. De esta forma, ya hay una pérdida de dos millones de toneladas entre las proyecciones iniciales y las estimaciones actuales, que tiene sus consecuencias en los números de muchos de los involucrados en el mercado.
Todos pierden. El primero que pierde es el productor, que invirtió para obtener determinado nivel productivo y encuentra un menor ingreso por 620 millones de dólares, que en algunos casos no será suficiente para absorber los costos totales y finalizar la campaña con ganancias.
El Gobierno también tiene resultados negativos en la menor cosecha o, mejor dicho, no tiene los ingresos que inicialmente se proyectaron. Con la caída en la producción de soja, el saldo exportable de todo el complejo oleaginoso disminuye en volumen y en ingresos de divisas y derechos de exportación.
En un cálculo que se realiza a partir de la proyección de exportaciones de poroto de soja, harina y aceite con el respectivo precio FOB, el ingreso de divisas por negocios al exterior disminuiría en 900 millones de dólares y los derechos de exportación serían 300 millones de dólares inferiores.
Con el maíz, peor. Si aplicamos el mismo razonamiento para el maíz, debemos partir de una proyección inicial de cosecha de 28 millones de toneladas, que disminuye actualmente hasta una cifra cercana a los 21 millones de toneladas y representa una caída de ingresos para el productor cercano a los 1.120 millones de dólares.
Partiendo de un menor ingreso por no contar con buenos resultados productivos y con precios que no reflejan esa menor oferta por la limitación a las exportaciones, muchos son los productores que cerrarán el balance del cereal con saldo negativo.
Para el balance externo, se recorta la potencialidad de exportaciones, que representa una caída de ingresos de divisas por 1.800 millones de dólares y menores derechos de exportación cercanos a los 310 millones de dólares.
Sumando los números nos encontramos con una caída de la cosecha gruesa del orden de los nueve millones de toneladas desde la proyección inicial en la cual los productores dejan de recibir ingresos por 1.740 millones de dólares, dejan de ingresar divisas por 2.700 millones de dólares y de cobrar derechos de exportación por 610 millones de dólares.
Si la proyección efectuada no es una pérdida para los productores y para el país en su totalidad, en verdad es que no se está valorando el aporte que realiza la actividad agrícola para toda la población.
La realización de seguros agrícolas puede ser una herramienta útil para disminuir las pérdidas pero, en casos como el actual, de sequía grave en los momentos críticos para los cultivos, el alcance superaría todas las coberturas posibles.
*Analista de mercado de Fyo.com