Paro portuario / El conflicto ya lleva siete días. Por Emiliano Galli | LA NACION
Se cumplió ayer una semana del conflicto que amenaza la logística del transporte de granos y derivados en las principales terminales portuarias del Gran Rosario, e incluso en los puertos graneleros del sur de la provincia de Buenos Aires.
El Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que comanda el dirigente kirchnerista Omar Suárez, conminó a los trabajadores de las lanchas de amarre -las que toman los cabos de los buques y los llevan a muelle para su amarre- a no prestarles servicios a los barcos que atracan en las terminales del polo San Martín-San Lorenzo.
Las medidas de fuerza -que se suman a la demora deliberada de hasta 12 horas para el servicio de remolque a los buques de bandera extranjera, por un lado, y a la negación del servicio para barcos británicos o de armadores británicos, por el otro- fueron confirmadas a La Nacion por el propio Omar Suárez, tras la denuncia realizada por la Cámara de la Industria Aceitera-Centro Exportador de Cereales (Ciara-CEC), el Centro de Navegación y la Cámara de Puertos Privados Comerciales.
En Ciara-CEC destacaron que al menos 30 barcos, desde el 1° de este mes, no pudieron amarrar. "Por día se dejan de embarcar 200.000 toneladas. Estimamos que no se exportaron granos por 400 millones de dólares, y que los exportadores llevan perdidos alrededor de 2,2 millones de dólares", indicaron.
"Estamos ante una seguidilla preocupante de conflictos que complican el flujo de cargas", sostuvo el directivo de una multinacional exportadora de granos y derivados.
El origen del conflicto, en realidad, es otro. El SOMU reclama una mayor dotación de marineros en las lanchas de prácticos, los profesionales que asisten a los capitanes de ultramar en el ingreso de buques a puertos argentinos y en la navegación por ríos de jurisdicción nacional. El sindicato paró estas lanchas, a fines de la semana pasada. Sin embargo, Prefectura embarcó a los prácticos, llevándolos y trayéndolos hacia y desde la zona común. Fue ante esta situación que el SOMU decidió llamar la atención cambiando de foco, y afectó el servicio de amarre, con lo que retrasa la carga de los buques y provoca un caos logístico de camiones que no pueden descargar, exportadoras que no pueden cargar los barcos, navieras que no cumplen con los contratos de transporte y clientes del exterior que deben esperar la solución del conflicto.
Hasta ahora, el secretario de Puertos y Vías Navegables, Ricardo Luján, no logró mediar en el conflicto.
"Suárez es ministro de Relaciones Exteriores, ministro de Trabajo y secretario de Transporte", ilustró un empresario marítimo, al resumir los frentes de acción deliberada del SOMU: el rechazo a prestar servicio a buques de todo tipo de bandera o intereses británicos por el conflicto de Malvinas -que se sintió en Ushuaia, con cruceros a los que se les impidió recalar- y la imposición de condiciones de trabajo en las lanchas.
Preocupa, sobre todo, que el celo de Suárez por recuperar la marina mercante y la bandera nacional afecte a todo buque con bandera de conveniencia. En rigor, la bandera de terceros países ondea en prácticamente la totalidad de los buques que recalan en puertos argentinos.
"Nadie quiere pagar impuestos en el país", suele repetir Suárez, respecto de la preferencia de adoptar bandera de terceros países por parte de armadores nacionales.