Mayor competitividad cambiaria para el campo, ¿podrá sostenerse?
Juan Manuel Garzón
jgarzon@ieral.org
De acuerdo a datos oficiales y estimaciones propias quedarían unas 14 millones de toneladas de soja sin vender a fines de enero, distribuidas entre las distintas instalaciones de almacenaje.
Se trata de una cifra inusualmente alta. Si el patrón de ventas hubiese sido el histórico, las existencias deberían aproximarse a las 8 millones de toneladas para la época del año.
Un tipo de cambio muy atrasado junto con la modalidad elegida por el gobierno para corregir el problema, gradualista hasta el salto devaluatorio de la última semana, incrementaron los incentivos a retener la soja. Entre los meses de marzo y agosto del 2013 las ventas promediaron las 4,3 millones de toneladas mensuales, entre setiembre y noviembre bajaron a 2,3 millones de toneladas y en los últimos dos meses a 1,6 millones de toneladas.
Si los productores mantienen el ritmo de ventas de los últimos meses, las divisas potenciales que podrían generarse estarían en un rango de entre US$ 1.600 y US$ 2.000 millones para el bimestre febrero/marzo. Por el contrario, si decidiesen cerrar el ciclo 2012/2013 con existencias similares a las del ciclo previo deberían volcar al mercado unas 9 millones de toneladas en el próximo bimestre (4,5 millones mensuales), que representan unos US$ 4.590 millones a los precios externos actuales.
El escenario hipotético de aceleración en las ventas tiene baja probabilidad de ocurrencia. A pesar que el gobierno ha anunciado una paridad de equilibrio en el tipo de cambio y que la política monetaria se ha vuelto considerablemente más restrictiva, queda pendiente la implementación de un programa consistente para atacar el problema inflacionario y reducir el posible paso a precios del salto devaluatorio.