La dificultad que enfrenta nuestro país para recuperar dinamismo en inversiones y empleo puede ser tomada como un indicio del agotamiento del patrón de crecimiento de los últimos años. Para algunos, ahora se trata de recuperar terreno perdido, para otros, de relanzar el modelo. Más allá de estas diferencias, y en homenaje a los treinta años cumplidos desde el retorno de la democracia, lo importante es evitar las viejas antinomias, según las cuales la distribución no es compatible con el crecimiento, y viceversa. No se trata de voluntarismo. Hay muchos casos de países exitosos en los que equidad y competitividad fueron de la mano, reforzándose entre sí.