La problemática social entre los jóvenes y el Programa PROGRESAR. Una primera aproximación
Por: Marcelo Capello, Gerardo García Oro y Sofía Picasso
En el año 2000, unos 189 países bajo el auspicio de las Naciones Unidas adhirieron a la declaración de los Objetivos del Milenio (ODM). Esta declaración implicó la fijación de metas sociales con plazo último para el cumplimiento fijado en el año 2015. Además de las metas fijadas internacionalmente, Argentina se comprometió a avanzar sobre el objetivo de promover el “Trabajo Decente”.
Cuando faltan dos años para la culminación del plazo estipulado para el cumplimiento de las metas fijadas y pese a haber transitado una década de favorables términos de intercambio externo, en Argentina aún resta mucho por hacer. En este sentido, la promoción del trabajo decente es, sin lugar a dudas, una de las más importantes cuentas pendientes.
Los esfuerzos por movilizar oportunidades de inclusión y progreso laboral deben estar destinados (con especial prioridad) a los grupos poblacionales que, por condiciones inherentes a su situación de hábitat y entorno social, enfrenten mayores dificultades y condicionamientos. Entre estos, se encuentra a los jóvenes, que consisten en un grupo heterogéneo y que requiere de políticas públicas acordes a las diferentes problemáticas intrínsecas a este conjunto, como la formación, la iniciación en el mundo laboral, la paternidad y el cuidado infantil, la cuestión de género, etc.
En este contexto, un primer conjunto que debe ser focalizado corresponde a aquellos jóvenes de entre 18 y 24 años de edad; esto es, aquellos que se encuentren en edad de haber culminado sus estudios de nivel medio y deban insertarse en la vida adulta.
Lo primero que puede decirse, observando este conjunto, es que a lo largo de los últimos años se ha incrementado la proporción de jóvenes que, perteneciendo a este rango etario, no estudian, no trabajan, ni buscan trabajo; los denominados jóvenes “Ni Ni”. Así, para el primer semestre de 2013 (último dato disponible) se encuentra a unos 748 mil jóvenes en esta situación, que alcanzan a representar un 15,3% del total de jóvenes de dicho rango etario. El resultado preocupa en el sentido que, hacia el año 2003, la incidencia de jóvenes “Ni Ni” alcanzaba al 13,1%.